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El actor hizo un alto en las grabaciones de “Perdona nuestros pecados” (Mega) para conversar con El Día sobre sus inicios en la TV, el fenómeno de la teleserie y la película “El Sapo”, cinta que se exhibirá durante la primera semana de febrero en La Serena

 

El actor vuelve a la pantalla grande de la mano de “Sapo”, una película de Juan Pablo Ternicier, ambientada en la dictadura de Chile y que narra la historia de un periodista que cubre la última pena de muerte del país, realizada en Valparaíso. El filme se exhibirá desde el 1 hasta el 10 de febrero en el Teatro Centenario de La Serena. 

-La película “Sapo” es ficción, pero basada en personas reales, ¿cómo fue trabajar bajo esta premisa? 

“No es primera vez que me toca trabajar basándome en hechos reales. Evidentemente te obliga a tener una aproximación distinta con el material de trabajo, hay una solemnidad distinta, por razones obvias, porque son historias que les pasaron a compatriotas que existieron, o existen. En lo personal, siempre he tenido una postura política frente a nuestra historia y eso me hace tomar una posición ante a ese trabajo, sin caer en caricaturas. Uno se enfrenta a ese momento histórico de Chile con cierto cuidado”.

-¿Considera que el actor cumple un rol social? 

“De todas maneras, o sea, queramos o no, los actores somos actores sociales, valga la redundancia, porque estamos contando historias que impactan en los espectadores, que los hacen pensar y reflexionar, eso ya es político. El quehacer de los actores es un quehacer político porque es un discurso frente a la realidad. Hay proyectos, como ´Sapo´, que son derechamente más politizados que otros”.

-¿Cómo maneja esta responsabilidad?

“La manejo como una responsabilidad personal, trato de ser consecuente con las cosas en las que creo, trato de manifestar mi discurso en los lugares adecuados. El lugar donde se ponen los discursos es en la pega, en la obra en la que actuaste, en la película que elegiste y en la que no elegiste, también hay un gesto ahí. La responsabilidad política del actor está ahí”. 

-Cuéntenos cómo es su personaje, Santiago, y su rol en la trama. 

“Es un periodista que si bien no tiene una militancia en ninguna parte, sí tiene una postura crítica con el régimen militar. A él le impacta la censura, tiene deseos de hacer un periodismo libre, de poder exponer en el canal las historias que él considere necesarias, pero está viviendo la represión que vivía la prensa en ese momento. Esto le genera un conflicto, obviamente. En el nudo dramático, el rol que tiene él es poner en conflicto a Jeremías (Fernando Gómez-Rovira), el protagonista”.

-No es primera vez que desarrolla un personaje en época de dictadura, ¿qué importancia cree que tiene la realización de estas producciones?

“El cine como instrumento de memoria es tremendamente importante para nuestra sociedad, es una manera de generar patrimonio, el arte en general lo es, pero el cine en específico es una manera de generar un registro del relato de nuestra historia distinto a los relatos oficiales, distinto a los relatos de los poderosos”.

“NO ME DESVIVE LA CRÍTICA”.

-¿Qué sensaciones le dejó el film al verlo terminado?

“La vi en SANFIC por primera vez. Fue un rodaje bien frenético, fueron 12 días para un largometraje de 78 minutos. Pasaron dos años y medio hasta que se estrenó. Fue emocionante y sorprendente verla terminada, porque yo tenía una visión parcial de la película, habían muchas cosas que desconocía. Me pareció ´una pequeña gran película´, como dijo un crítico, porque es un ejercicio pequeño, muy de autor, pero a la vez tiene ciertos ribetes del gran cine. Es muy fresca, es distinta a lo que uno está acostumbrado a ver”.

-¿Qué importancia le da a la crítica?

“Le doy la importancia justa y necesaria. Me parece que la crítica es un campo de pensamiento asociado a nuestro quehacer, es un espacio que ayuda a la difusión de lo que uno hace, pero no me desvive la crítica. Hacer una película pensando en la crítica sería un error, pero desconocer del todo la crítica también sería un error. He participado de proyectos con excelente crítica y otros con pésima, pero eso nunca ha influido en el juicio que yo tenga de ese trabajo”.

-¿Por qué la gente tiene que ver este filme? 

“Es una película tremendamente pertinente, porque si bien habla de una época que pasó hace 40 años en nuestro país, el eje central del discurso es el rol de la prensa en ese momento histórico. Es contingente, habla de cosas que siguen pasando con lógicas similares y en contextos históricos totalmente distintos, entonces me parece interesante que el público la vaya a ver y reflexione. Además, sobre todo, porque es una película chilena, estas triunfan en el mundo, pero paradójicamente, en Chile les cuesta mucho subsistir. Eso hay que cambiarlo, la gente tiene que apoyar el cine chileno. No por nada estamos haciendo películas que ganan festivales en el mundo, mira lo que está pasando con ´La mujer fantástica´, está en la carrera al Oscar”. 

PERDONA NUESTROS PECADOS: “UN VERDADERO REGALO”

-“Perdona nuestros pecados” ha sido un fenómeno en la TV actual, ¿a qué atribuye su éxito?

“Son varias cosas. Me parece que la Quena Rencoret es una mujer de TV muy sagaz, tiene un talento enorme y un olfato inédito para sus historias, todas funcionan muy bien en las audiencias. Segundo, (Pablo) Illanes es un guionista excepcional en el género. Él tiene la capacidad de escribir estos guiones donde en cada capítulo pasan muchas cosas y las historias secundarias son tremendamente importantes también, eso hace que un público muy amplio se interese en la teleserie, porque si no te gusta una historia, te puede gustar la otra. Por otra parte, tenemos un muy buen elenco, con algunos actores consagrados y otros nuevos talentos, pero muy bien elegidos. Es un elenco elaborado con pinzas. Por otro lado, para completar las cuatro patas de la mesa, es una teleserie de época que con ese nivel de producción no podía dejar indiferente al público”.

-¿Ha sido un desafío la evolución que ha tenido su personaje en esta teleserie?

“En general, me ha parecido un personaje desafiante, porque finalmente lo que le entrega profundidad a los personajes son las contradicciones, cuando tienen fuerzas internas que se oponen, eso siempre es interesante de construir y de actuar. Este personaje está lleno de contradicciones. De primer momento él vive una situación extrema que se ha ido sosteniendo en el tiempo, fracturándolo cada vez más, haciendo que él avance hacia un desequilibrio y eso ha sido un desafío enorme, pero es un placer actuarlo, ha sido de verdad un regalo”.

-¿Cómo visualiza este 2018?

“Sigo grabando la teleserie un rato más, no tengo la claridad y no se puede adelantar mucho porque hay decisiones que se están tomando, pero nos queda un rato, estamos partiendo esta segunda temporada. Tengo un proyecto de teatro, estreno una obra en mayo en el Teatro Mori Bellavista, se llama ´últimos remordimientos antes del olvido´. También hay un proyecto de cine, que se filma en mayo, es un largometraje de titulación”.

 

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