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Alejandro Pizarro
Producto de la decisión del Gobierno de suspender la emisión de permisos de desplazamiento temporal durante este fin de semana, la gran mayoría de locales comerciales de la conurbación se han visto obligados a cerrar sus puertas al público. Así, mientras en este rubro aún se hacen cálculos de cuánto podría afectarles esta nueva “clausura” obligada, algunos pequeños locales de barrio han optado por el delivery para sobrevivir.

Prácticamente vacías estaban este sábado las calles de La Serena y de casi todas las ciudades de la región y el país. 

Y es que luego de que las autoridades sanitarias decretaran para este fin de semana la suspensión de la entrega de permisos temporales de desplazamiento –medida que en un principio estaba planificada para aplicarla todos los fines de semana y festivos, pero que se redujo para este sábado y domingo– el comercio y servicios anexos no tuvieron más alternativa que cerrar sus puertas, al igual que las ferias libres. 

¿La razón? Reducir la movilidad ante un complejo escenario sanitario, que hoy tiene al país al límite de un colapso de los servicios de Salud debido a una imparable alza de contagios por coronavirus. 

De esta forma, la decisión del Ejecutivo vuelve a golpear a los locales comerciales, especialmente los medianos y pequeños, que ya habían sufrido el impacto de retroceder nuevamente a cuarentena.  Ante tal escenario, el Gobierno sólo aceptó que se mantuvieran los servicios de delivery, los que por lo demás, sólo algunos locatarios pueden implementar.



RESIGNACIÓN

 

La verdad es que el escenario no deja otra lectura en principio: ante el preocupante avance del virus en diversas regiones del país, incluyendo Coquimbo, el restringir la actividad comercial aparece como una medida inevitable que, al menos para los empresarios locales, pareciera no tener mayor discusión, más allá de las pérdidas financieras. “Hoy día tenemos un alza de contagios bastante alta. No hemos podido bajar lamentablemente los números de contagiados”, reconoce el presidente de la Cámara de Comercio de La Serena, Patricio Araya.

En ese sentido, si bien el dirigente del gremio del comercio serenense afirma que cualquier tipo de restricción “afecta al sector y a la economía de la región y del país en general, lamentablemente, éstas son necesarias para la salud en general de todos nosotros”. 

En esa misma línea, el presidente la Cámara de Comercio y Turismo de Ovalle, y vicepresidente de la Confederación Nacional del Comercio Detallista, Washington Altamirano, defendió el fondo de lo que se busca con la imposición de restricciones a la movilidad de la gente, pues dice, “hay muchos contagios por Covid. Hay que tratar de que la gente no salga”. 

Al respecto, para ambos dirigentes, las esperanzas para superar esta coyuntura negativa están puestas, sin duda, en el proceso de vacunación que hoy se está llevando a cabo en todo el país, y que ya supera los 6 millones de inoculados. 

“Tenemos fe en que con el proceso de vacunación que se está llevando a cabo, logremos números azules, pues hay gente que ya está recibiendo sus segundas dosis y por tanto, esperamos que el número de contagiados comiencen a disminuir y poder así, posteriormente, reabrir nuestros locales de forma normal”, afirma Patricio Araya. 

UN DAÑO DE PROPORCIONES



De todas formas, el golpe al sector comercio y a otras actividades como la gastronomía, es indudable y no deja dudas del perjuicio económico que ello ha significado para los locatarios que hoy apenas, pueden mantener sus negocios en pie. 

Respecto a la situación de este sábado, el presidente de la Cámara de Comercio de La Serena, señaló que “hoy (sábado) la gran mayoría de los comercios están cerrados y muchos debieron congelar los contratos de sus trabajadores y colaboradores, debido a que no pueden pagar sus compromisos”.

En ese sentido, Araya advierte que ya son varios los locales que han debido cerrar definitivamente, aunque aún expresa, tienen esperanza de que aquí a mayo o junio, se puedan lograr los primeros números azules gracias al avance del proceso de vacunación. 

Por cierto que la situación del comercio en Ovalle, ciudad que desde este sábado se encuentra bajo cuarentena, no es mucho mejor. 

“Aquí hay mucha gente que ha cerrados sus negocios y los más afectados son los restaurants, los cafés, los pubs, porque incluso en fase 2 habían algunos que no tenían terrazas y no podían funcionar. Y ahora menos desde que pasamos a cuarentena. Por eso la gente viene siendo golpeada desde hace mucho tiempo y la verdad, es que los comerciantes ya no tienen de donde sacar dinero, y las deudas siguen subiendo. Y no estamos hablando de grandes superficies comerciales, sino de pequeños locales”, señaló Washington Altamirano. 

De todas formas, en su calidad de dirigente nacional del comercio detallista, Altamirano anunció que este martes mantendrán una reunión, a nivel nacional, con el ministro de Economía, Lucas Palacios, justamente para analizar algunas opciones de ayuda para el sector. 

Sobre posibles soluciones, el dirigente ovallino expresó que el ejecutivo debería optar por fórmulas diferentes de ayuda: “deberían darle a la gente un crédito blando, con intereses bajísimos, y no a 4 o 5 años plazo, sino mínimo a 10 años y con un plazo de gracia de un año para que la gente pueda recuperarse”. 



LA OPCIÓN DEL DELIVERY



En todo caso, tal como se explicaba en párrafos anteriores, el reparto a domicilio ha surgido como una alternativa para poder subsistir mientras se mantengan las restricciones de movilidad. El problema es como el Gobierno suspendió la entrega de permisos de desplazamiento, esto afectó a todos los negocios, incluyendo aquellos locales “de barrio” que debieron dejar de funcionar. 

Y si bien, la gran mayoría de estos comercios no cuentan con la posibilidad de implementar un delivery, de todas maneras hay un pequeño grupo que sí ha podido hacerlo e incluso, alguno de ellos, debido al avance de la epidemia, vienen aplicándolo desde antes. 

Es el caso de la señora Bernny, quien con su local, Delicias Bernny, prepara toda una serie de productos como empanadas o pasteles de choclo y papa, que por estos días, llegan directamente al domicilio de sus clientes. 

“Nosotros sabemos cómo está la situación, por eso optamos por la esta modalidad con el fin de que no salga la gente a la calle, porque los contagios ocurren porque uno se expone mucho”, señala. Además dice, una de las ventajas de este tipo de emprendimiento “es que es una manera de ayudarse a sí mismo en medio de todo lo que está pasando”.

Uno de sus puntos fuertes es que en el sector en donde reside (La Florida), cuenta con una clientela fiel, la que recibe todos sus envíos con los resguardos necesarios para evitar contagios. “Aquí se trabaja con guantes, con todos los implementos necesarios para protegerse. Desinfectamos hasta la plata que se recibe”, comenta. 

EL IMPACTO EN EL EMPLEO



No obstante las diversas alternativas o emprendimientos a los que puedan optar pequeños y medianos empresarios, una nueva cuarentena sin duda conllevará un impacto en el empleo, ítem en el que la Región de Coquimbo presenta negativas cifras. 

Y en ese contexto, las mujeres, los jóvenes y la tercera edad aparecen como los grupos más afectados. Y entre las actividades, el empleo informal se pronostica como el más golpeado. 

Pablo Pinto, director de la Escuela de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica del Norte, explica que el año pasado “se estimaron más de 100 mil personas que salieron del mercado laboral, que en su mayoría eran mujeres, jóvenes y adultos mayores del sector informal. Por ello, efectivamente esta cuarentena golpea de sobremanera a aquellos sectores, mujeres en particular, y al sector informal, que en el caso de nuestra economía bordea entre las 100 mil a 120 mil personas”.

Por lo mismo, puntualizó que la cuarentena “genera un retroceso en la actividad económica. Estudios preliminares en Chile, han señalado que este retroceso, dependiendo de la extensión de la cuarentena, puede ser entre un 10 y un 15% de la actividad como mínimo”, explica. 

Al respecto, el académico toma como ejemplo los 93 mil puestos de trabajo que se perdieron el año pasado, número que, a medida que se dejaban de lado las restricciones, comenzó a moderarse, alcanzando un total de 47 mil empleos perdidos. 

Sin embargo, al retroceder a fases más restrictivas, esta situación “podría significar la destrucción de nuevos empleos y que va a variar entre un 5 y un 10% dependiendo de la actividad económica”. 

A eso, dice, hay que agregarle un eventual 5 o 6% adicional de trabajadores que se encuentran bajo la ley de protección al empleo, número que, hasta el mes de marzo, sumaban casi 18 mil trabajadores en la región.

 

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