Crédito fotografía: 
Ricardo General
El jazzista de 48 años de edad se convirtió en el más destacado de nuestro país. Nacido en Coquimbo, su talento se hizo conocido internacionalmente. Ayer sus restos fueron cremados en la capital y en los próximos días serían trasladados a la zona.

El reciente fallecimiento del músico y eximio trompetista Cristian Cuturrufo Contador, golpeó fuerte a los artistas nacionales e internacionales, luego que el coronavirus cobrara la vida de este talentoso.

De alma y carácter coquimbano, su talento ha sido admirado por donde puso sus pasos, especialmente por los amantes del jazz que lo han seguido desde muchos años.

Desde todos los puntos cardinales, personas y organizaciones se han manifestado frente a tan lamentable pérdida.

Por ejemplo, desde la Sociedad Chilena de Autores e Intérpretes Musicales, SCD, emitieron un comunicado para lamentar el fallecimiento del artista, destacando las cualidades que éste tenía.

Asimismo, el presidente del organismo, el músico Horacio Salinas, dijo: “Quiero expresar en nombre de la SCD y de la comunidad de músicos de Chile, nuestro profundo pesar por la muerte de Cristián Cuturrufo, quien nos deja sin siquiera haber cumplido 50 años”.

Luego lo destacó como “uno de los más grandes de la trompeta en Chile y uno de los más importantes aportes a la historia del jazz de este país”, reseñó el integrante de Inti Illimani Histórico.

Agregó que la muerte de Cuturrufo llegó en un momento difícil para el mundo de la música y de las artes en general. “Esta es una noticia que se suma a otras trágicas en un año muy terrible para los músicos de Chile. Quiero expresar nuestra solidaridad, amor, afecto, a sus hijos y a su mujer que pasa momentos difíciles”.

Es que Cristian Cuturrufo, o “Cutu” como le decían, paseó el nombre de Coquimbo dentro y fuera del país, mientras sus prodigiosas manos apretaban cada tecla de su trompeta y sacaba las notas más inesperadas cuando se subía a un escenario.

Su talento y creatividad afloraban especialmente en las jam session (improvisación musical) cuando tocaba la  cadenciosa música jazz.

Carlos Fuentes, es un artista local aficionado y que se dice seguidor de Cuturrufo, “nunca había visto en vivo tocar a una persona con tanto talento. La primera vez que lo vi fue en el festival de jazz de Tongoy. Me recuerdo que después de la actuación me acerqué a él para saludarlo, me miró muy serio, de frente y luego me extendió un vaso de cerveza y se largó a reír. Ese día, como muchos otros en que lo fui a ver tocar me dio consejos sobre la música jazz”.

El fotógrafo y artista internacional, Mauricio Toro Goya, con quien se conocieron por muchos años y compartieron más que alguna velada, se mostró consternado por el fallecimiento del artista.

Toro Goya dice que aún no puede creer lo que ha ocurrido y recuerda que lo conoció por allá por 1991, “cuando llegué a trabajar a diario El Día en Coquimbo. Lo conocí, porque además de mi trabajo como reportero gráfico participaba de las actividades culturales que se hacían en la comuna. Así nos fuimos vinculando y así nos conocimos, porque, además, su familia es activa en la gestión cultural, no solamente en la música. En ese tiempo tuvimos una estrecha relación en el mundo de las artes, porque veníamos saliendo de la dictadura y veníamos con ese impulso de  llevar el arte y la cultura a la gente, entonces había un gran movimiento cultural en Coquimbo. Nos vinculábamos entre todos, teníamos una relación cercana entre los músicos, fotógrafos, pintores, pintoras, escritores, había una gran relación de amistad fundamental, porque tenía que ver con tirar el tema de la cultura para arriba, todos juntos. Y éramos jóvenes, en ese tiempo yo debo de haber tenido unos 22 años y el Cristian unos 20”.

Mauricio Toro continúa su recuerdo precisando que esa era una época muy particular, porque había una explosión de crear y mostrar lo que hacía cada artista y esa sinergia fue creando una exigencia entre todos los actores de la cultura de la época para ir subiendo el nivel y “dentro de los que realmente destacaban efectivamente era Cristian Cuturrufo, entre otros. Había una movida muy grande, había bandas de rock y la familia Cuturrufo inició algo muy potente y eso hay que reconocerlo, porque logró mantener en una ciudad como la de Coquimbo, que a comienzos de los 90 era un puerto muy pobre, logró instalar una cosa que parecía era solo de la elite y la instaló en la médula popular, el jazz. Creo que ese es uno de los grandes legados de la familia Cuturrufo y principalmente de Cristian, que gracias a su talento, a su capacidad desbordante como trompetista, logró vincularse internacionalmente y hacer el acarreo de esa gente a Coquimbo”.

En ese sentido Toro Goya recuerda que en alguna oportunidad en el Festival de Jazz de Tongoy, él tuvo la oportunidad de  estar con el primer productor de los Beatles que venía a ese festival de jazz. “Gente de ese nivel acarreaban, con unos contactos impresionantes para la realidad que vivíamos. Solo por nombrar las bandas nacionales que  circulaban en el Club de Jazz que crearon los Cuturrufo, como Los tres, Ángel Parra Trío y cuántos otros que circulaban junto a los Cuturrufo y en especial de Cristian. Él elevó no solamente la interpretación del jazz, sino que de todo el fenómeno artístico y estético local, eso es muy importante. Cuando tú tienes un artista del nivel de él como cabecera local, haces subir el nivel de todos, como decía Sergio Larraín. Ese es uno de sus principales legados, hacer subir el nivel de todos, el haber logrado subir los peldaños del arte local”.

La herencia de Cristian Cuturrufo por estos días se ha derramado no solo entre quienes lo lloran, sino también entre quienes admiraron y admiran su talento.

Los medios de comunicación de todo el país han dedicado espacio para destacar su talento, su personalidad, sus alegrías.

Catalogado como el hombre imprescindible del jazz en chile, Cristian Cuturrufo estudió en la Escuela de Música de La Serena, pero ese fue un pequeño peldaño en sus sueños, ya que pronto emigraría a la capital donde  ingresó a la escuela de la Universidad Católica. Pero como su música, su jazz era más de calle, se fue a Cuba, donde  se fusionan ritmos, música y rastros de instrumentos y músicas de muchas latitudes. Es en Cuba donde afina su música popular.

Los restos de Cristian Cuturrufo fueron cremados ayer en Santiago y serán trasladados a Coquimbo en una fecha que no está decidida aún, luego que su esposa, también contagiada de Covid, sigue internada y delicada de salud.

Lo claro, es que su familia cumplirá su deseo de esparcir sus cenizas en la costa de Coquimbo, en un punto en que él quería que se arrojaran sus cenizas, precisamente en una zona popular del puerto, en ese litoral que tantas veces recorrió escuchando la música del viento.

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