Son las 13:00 horas del sábado y la sede social del sector El Durazno todo está preparado para que se inicie oficialmente la festividad religiosa y campestre que originalmente se efectúa el último día de octubre y principios de noviembre, pero que ahora por la contingencia nacional se debió suspender en dos oportunidades.
Sin embargo, los integrantes de la comunidad Agrícola Olla de Caldera optaron porque de todas formas se desarrollase. La actividad permite a los habitantes reencontrarse con sus raíces en medio de carreras a la chilena y juegos populares, además de la procesión religiosa. Según un artículo publicado en la página web de la agrupación, la actividad se había dejado de hacer, “luego de la muerte de Miguel Rivera y su esposa que se habían transformado en guardianes de la capilla del pueblo donde se venera a la virgen del Carmen.
Sin embargo, la tradición se recuperó en el 2010 con la construcción de un nuevo templo”.
Pero, junto a la fiesta religiosa se desarrolla una verdadera feria costumbrista donde se levantan ramadas y se expenden todo tipo de productos típicos del campo.Sin embargo, uno de los mayores orgullos es el fervor que genera la Fiesta Religiosa que tiene como epicentro una homilía central y la procesión alrededor de la capilla.
Contacto con el campo
La presidenta de la comunidad Agrícola Olla de Caldera, Susana Alfaro, destacó a diario El Día que esta festividad permite preservar las tradiciones y costumbres de la agrupación, “lo que hace que el comunero aumente su nexo con la tierra, ya que la disminución de actividades económicas y de servicios ha hecho que sus habitantes se vieran forzados a emigrar y estas actividades permiten que permanezca en ella”.
A pesar de la postergación, el interés por la festividad se mantuvo intacto. “El objetivo es que no decaiga, ya que el motivo final es agradecer por lo obtenido durante el año y que el próximo sea mejor. Eso es lo que le da el carácter de religiosidad popular a esta actividad”, remarca la dirigenta.