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El Ovallino
Con sus 83 años mostrándole la boleta, este santiaguino de nacimiento se avecindó en Ovalle por cuestiones del destino y retomó un rubro que siempre le gustó: la venta de libros.

Con poco más de cuatro años viviendo en Ovalle, por azares del destino, Armando Aguilar se ha convertido en uno de los pocos libreros que quedan en un mundo dominado por el internet. No siempre se dedicó a ese negocio, y a sus 83 años a cuestas tampoco lo hace sólo por el mero placer de vender cultura. La necesidad le tocó las puertas de su casa y ha tenido que afrontarla, eso sí, con una sonrisa en los labios.

Narra que vivió en el norte por más de 45 años atendiendo un negocio de calzados en la Feria Modelo de Calama, aunque reconoce que la mala administración y la competencia desigual con las grandes tiendas que llegaron a la ciudad, le obligaron a bajar la cortina.

“A mis 83 años, sigo activo, lúcido, aunque el cuerpo ya me está pasando la cuenta”.

Desde hace poco más de cuatro años se mudó a Ovalle y logró con algunos ahorros y con un subsidio comprar una modesta casita en la Villa La Paz, en la parte alta de la ciudad, donde vive con su esposa y con su hijo a quien tiene que atender por su discapacidad.

“Vendí mi casa en Calama y con lo que vendimos no pudimos ni alquilar un terreno en Calama”.

Desde hace unos seis años se dedica por completo a la compra y venta de libros, algunos usados, pero en su mayoría nuevos. “De a poco fui creando, juntando un pequeño capital en libros, y puedo decir que tengo una buena variedad que pongo a disposición del cliente”.

¿Viene todos los días?

Vengo a la parte baja de lunes a viernes, pero estoy sin permiso trabajando a la mala, a pesar de que he querido hacer gestiones en la municipalidad, pero no me han dado los permisos.

Reconoce que no ha consultado ni ha querido mudarse a un local establecido porque a sus años no es mucho lo que piensa ampliarse. “Tengo que convencerme de que me queda poco tiempo ya, y como tengo que velar por mi hijo, quien padece de una discapacidad, y con una esposa que está operada de la rodilla quien pasa más tiempo postrada en cama que activa en la silla de ruedas… así que a mi edad todavía tengo que trabajar”.

-¿La gente todavía compra libros? ¿Qué tan rentable es?

Sí, hay mucha gente todavía que compra libros, no es para hacerse rico, pero al menos nos da para comer, pero es como todo, tiene sus días buenos y sus días malos.

-¿Cómo compra los libros?

Voy a un proveedor en Santiago y me abastezco, voy en autobús casi todos los meses y me traigo dos o tres cajas de libros. Y los demás los compro acá, con gente que me ofrece libros, nuevos o usados. Así que tengo más de dos mil 500 libros, en mi casa para la venta. Porque así se va juntando el capital y poco a poco se va vendiendo.

-¿Tiene clientes habituales?

Sí, tengo clientes que vienen, me saludan, se llevan un libro, me lo comentan luego, me compran otro. Estoy mejor aquí que en mi casa porque esto para mí es como una terapia, porque aquí converso con distintas personas de distintos temas, me preguntan por un libro, a veces puedo dar una buena respuesta, como a veces me tengo que quedar callado porque no he leído el libro, pero me manejo bien.

-¿Cuántas cajas se trae diariamente?

Yo me traigo cuatro cajas todos los días, y en cada caja pueden entrar unos 100 o 120 libros. Así que todos los días me vengo en un colectivo que me trae hasta acá y me lleva luego a mi casa en la tarde.

-¿Lo han fiscalizado en algún momento?

No, Carabineros no me ha molestado nunca, al contrario, se me han acercado y me dicen no se preocupe, si no molesta a nadie y está bien, trabaje usted como pueda. Además son libros, es cultura, y usted está apoyando a la gente y minimizando los costos, porque yo vendo mucho más barato que en una librería.

-¿Cuál es el libro más caro que ha vendido?

El álgebra de Baldor, ese lo vendo en 15 mil pesos, de ahí para abajo vienen los precios, pero ese original cuesta eso, y se vende, la gente lo busca. También la Constitución de Chile y el Código Civil cuestan 15 mil.

-¿Y la formalización de su negocio?

A mi edad no estoy como para estar arrendando un local ni para pensar en invertir a largo plazo, lo único que yo quiero es que me den un permiso y poder trabajar tranquilo. Yo he hecho las gestiones pero no me han dado los permisos, y sea como sea tengo que trabajar para llevar para la casa, así que me vengo al Paseo o me monto en el Mercado de Pulgas.

-¿De dónde nació la idea de vender libros?

Yo siempre vendí libros porque trabajé en Editorial Quimantúen los años. Vendía libros en el Hospital Barros Lucos en Santiago, y me gustó, siempre me gustó, pero luego me mudé y me fui a vivir a Calama y cambié el rubro, pero siempre me ha gustado vender libros.

Textos y autores

Consultado por títulos y autores que se “vendan solos” y que la gente todavía pregunte específicamente por ellos, don Armando  destaca al norteamericano Stephen King y toda su serie de suspenso y terror, al brasileño Paulo Coelho, al maestro del realismo mágico colombiano Gabriel García Márquez, o al poeta chileno Hernán Rivera Letelier.

“Ahora está de moda Jorge Baradit, que vende algunos títulos, a Harry Potter lo buscan mucho para los niños, y a Isabel Allende también es otra autora que todavía buscan”.

 

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