El foco de la discusión hoy en día, esta puesto en cambiar la constitución, cambiar el modelo y de cuestionar la forma en que vamos a construir un mejor país de aquí a los próximos años. ¿Pero nos hemos puesto a cuestionarnos a nosotros mismos, nuestras vidas, la educación que les estamos dando a nuestros hijos? Las cifras de endeudamiento en nuestro país superarían los cuatro millones de personas, en donde un 40% corresponde a casas comerciales, esto refleja el nivel de consumismo y la prioridad de algunas personas. Se está pidiendo una mejor educación, pero, ¿Estamos dispuestos a comprarles un libro a nuestros hijos en lugar del último celular? Se critica las desigualdades económicas y la acumulación de riquezas en pocas manos, ¿Pero estamos dispuestos a dejar de comprar en grandes tiendas por preferir negocios locales?
Chile es el segundo país con mayor índice de obesidad entre los países de la OCDE, se está pidiendo una mejor salud, ¿Estamos dispuestos a mejorar nuestros hábitos de alimentación? Tenemos uno de los índices más bajos de participación electoral en el mundo, sin embargo se exige un cambio en la política ¿Estamos dispuestos a movilizarnos en las próximas elecciones. Seamos consecuentes, si no cambiamos nuestros hábitos, nuestras actitudes, en nuestra vida diaria, es totalmente inconsecuente e imposible de cambiar la dirección de un país, porque finalmente si cambiamos nosotros que es lo que tenemos en nuestras manos, podremos cambiar nuestro entorno, y así construir una visión de país en consecuencia con ello.