Justo hace un año, entre el  2 y 13 de Diciembre de 2019, debió haberse realizado en Chile la Convención Cumbre del Cambio Climático, COP 25, que reuniría aquí a 196 países.

Y con la  esperada participación de Greta Thunberg,  activa joven sueca. Greta. Simplemente. Reconocida  mundialmente como  Defensora  de la Vida del  Planeta.

Había iniciado su viaje por mar a ese importante y urgente Encuentro de 12 dias. Su seguro protagonismo antes durante y después de la Cumbre despertó  Esperanzas y Terror.

Esperanzas en miles de familias, habitantes de  Zonas de Sacrificio contaminadas, degradadas.  Esparcidas  en todo el ´país.  Que por Greta  sueñan con la letra de nuestra Canción Nacional.

Terror en grandes empresarios con explotaciones demostrativas del Modelo Neoliberal, contribuyentes al  Planeticidio. Temían ser  centro de análisis y de conclusiones condenatorias.

A medida que se  acercaba la fecha surgían y ampliaban sus voces: “Se cuestionará el Modelo”, “Es como dispararnos a los pies”. Lo decían publicaciones del 6 de octubre de 2019, justo el día del alza de pasajes del Metro, 12 días antes del Estallido Social.

Se encendían sus alertas progresivamente.   Suspenso.

De pronto, incendio simultáneo de 19 estaciones del Metro. Decreto de Estado de Emergencia.

¡Chile renuncia a ser sede  de la COP 25!

 Alivio para algunos. ¡No vienes Greta!  ¿O viniste?

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