Estimado Director:

Chile es un país privilegiado, por sus recursos naturales, por su largo litoral, por su diversidad. Esta larga y angosta faja de tierra, como nos gusta decir a los chilenos, tiene un potencial energético enorme en relación a energías renovables: tenemos desiertos en el norte donde prácticamente no hay días nublados, tenemos una costa que nos puede proveer de energía a través de viento y movimiento de las olas. Tenemos volcanes en nuestra cordillera de Los Andes que nos pueden nutrir de energía geotérmica. Pero sin embargo, nuestra matriz energética no se diversifica y somos dependientes de traer combustibles de otros países: tenemos un 70% de dependencia externa en nuestra matriz primaria y secundaria (Comisión Nacional de Energía, 2006). De más está decir las ventajas de no depender de nuestros vecinos para generar energía desde el punto de vista estratégico.

Hay políticas que está siguiendo el gobierno para generar energía de nuevas maneras (nuevas para nosotros, en el resto del mundo ya llevan algunos años), se ha aprobado hace poco el reglamento de una ley que permite a las personas generar electricidad a partir del sol e incorporarla a la red, y que se le pague por eso (Ley 20.571 o de Net Metering). Una iniciativa para aplaudir, que va en beneficio del sector habitacional (principalmente) que equivale al 17 % del consumo de energía.

Pero, ¿Qué pasa con el resto de la torta? ¿Seguirán produciendo energía en base a combustibles fósiles? ¿Continuará el impulso a la energía hidroeléctrica, que pese a ser limpia, genera importantes impactos sociales y medioambientales?

En el tema de la reforma educacional, tema que de una u otra manera todos los chilenos entendemos como primordial, el gran problema ha sido la educación subvencionada, privados que obtienen utilidades del proceso de educación sin ninguna regulación, lo que redunda en que los recursos no se reinviertan en el proyecto educacional, y el fin sea la ganancia económica. Estos personajes están asociados a todos los sectores políticos. Y traban los avances, impiden el desarrollo del país para mantener su nicho de negocios.

En educación, el tema lo pusieron en la mesa los ciudadanos. No la oposición, no el gobierno. Ambos tienden a camuflarse hoy por hoy.

Será entonces la ciudadanía, debidamente informada, y consciente, ya no de su cuenta de luz, sino de sus recursos naturales, de sus medioambientes, los que deberán presionar para que la situación cambie. Como un grupo de pingüinos que por allá por el 2006 dijeron que la cosa no olía bien en nuestra educación.

 
Igor Ferrada Ruiz, Arquitecto, RUN 13.121.412-K

Más en esta historia

- {{historia.created}}

Cargando ...
X