Ha pasado un año del terremoto y posterior tsunami, y, sin duda, este 16 de septiembre del 2016 debemos tomarlo, primeramente, como un momento de recogimiento y dolor por la pérdida de once vidas. Pero, también, debemos tomarlo como una instancia de reflexión y aprendizaje para tomar precauciones ante futuras catástrofes.

Asimismo, es una oportunidad para agradecer a todos los que pusieron su tiempo y capacidades a disposición y se dedicaron a ayudar, desinteresadamente. Hoy podemos decir que hemos avanzado bastante en recuperar la normalidad en la región. Estamos a pocas semanas de cerrar el proceso de emergencia y seguir avanzando en la reconstrucción, plan que contempla 113 iniciativas con una inversión aproximada de 143 mil millones de pesos.

En un balance general de la emergencia, hecho con sobriedad y de forma responsable, podemos decir que hemos entregado 13 mil soluciones de emergencia y habitacionales asignadas y/o entregadas, desde la vivienda transitoria hasta la entrega de recursos para comprar materiales y reparar miles de casas, mediante un subsidio que estimuló el comercio local y que nos ha permitido transitar a la reconstrucción en diversos sectores de nuestra región. Son cerca de $50 mil millones los que se han invertido no solo en viviendas, sino que en la reactivación del emprendimiento, limpieza de canales, ayudas a los sectores productivos y diversas obras públicas.

Sin duda, uno de los grandes aprendizajes que nos deja este aniversario es la necesidad de seguir modernizando el Estado y contar con una nueva institucionalidad para abordar estas emergencias. Una institución que permita hacer frente de manera ágil a estas situaciones y abordar temáticas, como la planificación urbana, la habitabilidad en el sector rural, entre otras. Nos queda un largo camino por delante, por eso trabajaremos con el compromiso de reconstruir nuestra región poniendo a las personas en el centro de nuestra labor.

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