Familia, colegas y cercanos me preguntan reiteradas veces por qué acepté el desafío de postular a la Alcaldía de Coquimbo. Eres muy joven, no vienes de una familia política, perderás tu proyección profesional o derechamente esgrimen, en ese mundo solo vas a encontrar zancadillas y problemas.

Bueno, están en lo correcto: soy joven, NO provengo de una dinastía política, pongo en riesgo mi futuro profesional y, demás está decir, no me voy a encontrar con blancas palomas.

Partamos por la proyección profesional. Soy sociólogo, diplomado en estadísticas y magíster © en investigación social, por lo que evidentemente vincularme con la política electoral lesionará mi perfil profesional, ya que la “neutralidad ideológica” es bastante cotizada en el mundo de la investigación (aunque para mí no existe: Latour diría que “la ciencia es hacer política por otros medios”). Ahora, ¿por qué arriesgar 9 años de estudio involucrándome en política electoral? Esto es bastante simple de responder: soy coquimbano de toda la vida, hincha del aurinegro, amante del puerto y crítico de la falta de visión de nuestras autoridades, por lo que estoy dispuesto a perder mi proyección profesional y mucho más por entregarme por completo al servicio público.

Respecto de mi juventud: claro que lo soy, sin embargo, creo que si de algo han carecido nuestras administraciones recientes es de falta de energía y fuerza. Mi condición de joven no tiene por qué ser una limitante a sabiendas de mi preparación técnica y política, al contrario, añade la necesaria energía para escuchar a cada vecino y para visitar hasta el más recóndito lugar de la comuna.

Por último, y lo que seguramente descoloca a varios, mi nulo vínculo con la clase política de la comuna y la región. Para mí, sinceramente creo es una fortaleza. Coquimbo (y la política en general) está secuestrado por los mismos de siempre; familias y políticos que llevan más de 30 años en los puestos de poder generando una serie de malas prácticas e ineficiencia en el aparato público. Sin ir más lejos, los candidatos con los que compito son, por la continuidad, “el hijo del ExAlcalde y salvavidas de una desgastada y eterna (25 años en el Municipio) Democracia Cristiana” y, por la derecha, una amistosa Concejala que lleva largos 8 años en el Municipio.

En sintesis, me postulo porque para que Coquimbo retome la senda del progreso se requiere de una persona preparada técnica y políticamente, y que, por sobre todo, tenga independencia del mundo empresarial, dinastías políticas y jerarcas locales. Tengo la preparación, no tengo vínculo con la clase política y me autofinancio con mi ejercicio profesional, por lo que garantizo independencia en la toma de decisiones.Por todo esto y más, es que acepté el desafío: Competiré para ganar la Alcaldía y para que Coquimbo vuelva a sonreír. Porque con las manos limpias, #CoquimboCambia.

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