En la labor parlamentaria conocemos, nos relacionamos y trabajamos  con una gran cantidad de dirigentes de organizaciones sociales: dirigentes vecinales; de  Adultos Mayores; de Centros de Madres; de Clubes Deportivos; de entidades gremiales entre otros;  ellos representan el inmenso tejido social  que sostiene una parte importante de nuestra sociedad. Encontramos en esos dirigentes, valores y principios similares, que los hacen poner por encima de sus propias  necesidades aquello que su organización necesita, en una búsqueda incansable del bien común.

De la entrega incansable de estos dirigentes, de sus valores y dedicación  a la comunidad, hemos enriquecido nuestro esfuerzo para trabajar permanentemente por las personas; trabajo que se enriquece diariamente al compartir  en el terreno, recogiendo sus inquietudes y problemas y  ayudando a buscar las mejores y más rápidas soluciones. Así tuve el privilegio de conocer hace más de 10 años, a un dirigente serenense de lujo, don Benjamín Arancibia Molina; un luchador incansable, Presidente del Sindicato Nº 1 de Ferias Libres de La Serena, con presencia en la Feria de Las Compañías, la Feria Gabriel González Videla y la Feria de la Plaza de Abastos.

Desarrolló múltiples actividades en su vida, pero su gran foco de lucha y desafío fue su Sindicato de Feriantes, donde permanentemente inculcaba a sus asociados valores como la disciplina, el orden y el respeto, que desde su mirada, eran los aspectos que les permitían hacer la diferencia en la atención de sus clientes y usuarios y mantener un servicio de calidad, en un entorno de seguridad para todos. Conocimos de su actividad como dirigente en el rubro de la locomoción colectiva, así como su permanente búsqueda de distintas instancias de desarrollo laboral, como transportista escolar o en la instalación de su soñada panadería, instancias todas donde su huella quedó marcada.

Hoy Benjamín ya no está con nosotros, hace unos días perdió la batalla más dura que enfrentó, contra una enfermedad que finalmente doblegó su cuerpo pero no su espíritu; su valioso legado, aquellas virtudes que marcaron su liderazgo, han quedado en los suyos, en sus amigos y asociados, en sus clientes, en todos aquellos que tuvimos la suerte de conocerlo y acompañarlo en sus luchas y especialmente quedarán marcadas a fuego en su esposa Eliana y sus cuatro hijos, a quienes quiero expresar mi más sincero pesar por su pérdida, porque es el adiós a una gran persona y especialmente, a un gran dirigente.

 

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