José Mujica fue un exguerrillero que sobrevivió a casi 14 años de cautiverio en manos de la dictadura militar uruguaya, y que asumió en 2010 como el segundo presidente progresista en la historia de su país.El exmandatario atrajo la atención en el mundo por la honestidad y sencillez con que desempeñó el alto cargo para el cual fue elegido y por algunas medidas impulsadas por él o aprobadas en su gobierno, como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario, así como el proyecto de legalización de la marihuana.Ninguno de sus gestos públicos fue tan conmovedor como su intervención en la Asamblea General de Naciones Unidas, el 24 de septiembre de 2013. En dicha oportunidad, el mandatario pronunció uno de los más bellos discursos que jamás se hayan escuchado en ese apoltronado hemiciclo de sesudas personalidades.En su alocución, el recordado ex Jefe de Estado se presentó con simpleza: “Amigos todos, vengo del sur”.  “Cargo –continuó diciendo- con los millones de compatriotas pobres en las ciudades, páramos y socavones de la América Latina, patria común que está haciéndose”,  les dijo a los líderes mundiales reunidos en Nueva York.Ante las atónitas miradas de las delegaciones del primer mundo, Mujica criticó el orden económico mundial con metáforas muy efectivas. “Hemos sacrificado los viejos dioses inmateriales y ocupamos el templo con el dios del mercado. Él nos organiza la economía, la política, la vida y hasta nos financia en cuotas y tarjetas la apariencia de felicidad”. No fue ciertamente un discurso optimista el que pronunció Pepe Mujica en aquella ocasión, aunque agregó algo escalofriante: “Oigan bien, queridos amigos: En cada minuto del mundo se gastan dos millones de dólares por minuto en presupuesto militar. En investigación médica, de todas las enfermedades que ha avanzado enormemente la Humanidad  y es una bendición para la promesa de vivir unos años más, esa investigación apenas cubre la quinta parte de la investigación militar”. 

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