¿Aló, Plan Cuadrante?  Fíjese que cerca de mi casa andan dos muchachones en actitudes sospechosas. Me identifico. A los pocos minutos llegan los motociclistas de Carabineros, interceptan a los sujetos. Uno tiene un martillo y una escopeta recortada en su mochila, el otro, antecedentes policiales. Alerta Roja. 
En un lugar de la cordillera, en la zona central, se han perdido tres excursionistas que no dieron aviso de su raid. 
Se alista la brigada aérea, sale un helicóptero y dos patrullas de a pie, que siguen las posibles rutas. Las inclemencias del tiempo no amedrentan a los carabineros. 
Las 8 de la mañana, anuncian la toma en varios liceos. Se apresta la fuerza especial. Llegan a los diferentes lugares indicados. Los reciben con piedras y bombas molotov, más los insultos de varios transeúntes y a la vista los destrozos del mobiliario del colegio. Aguantar las piedras en su lugar, como puedan, esperando la orden de desalojo. Esta no llega nunca y ellos siguen aguantando. 
Una señora acude rauda a la comisaría y llorando denuncia la desaparición de su hijito de sólo 4 años. Rápidamente el oficial de guardia toma los datos que ella entrega y se activa el procedimiento de búsqueda. 
“Estaba con él en el supermercado y de repente desapareció, mientras yo miraba una vitrina”, gime la señora. A las 2 horas anuncian por radio interna que la menor está a buen recaudo al cuidado de una oficial en otra comisaría. 
Nuevamente el teléfono. Señor, por favor, vengan a mi casa porque hay varios jóvenes en la calle gritando, insultando a los vecinos y tirando piedras a las casas, pareciera que están drogados. 
La patrulla más cercana acude de inmediato. Varios jóvenes son detenidos, incautándoseles la droga y el licor que portaban. Más tarde, los padres, avergonzados, acuden a retirar a sus hijos e hijas. Piden disculpas. Mis estimados lectores, esto y muchísimo más es la vida de Carabineros de Chile. 
Feliz Aniversario
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