La prueba de fuego de una democracia es su sentido del humor. Un país que se ríe de sus autoridades es un país a prueba de golpes de Estado. En el siglo pasado, la revista Topaze marcó un hito en Chile. Creada por Jorge Délano, Coke, este “barómetro de la política chilena” se rió de los presidentes desde Ibáñez y Alesandri hasta Eduardo Frei Montalva. Después hizo mutis igual que otras instituciones democráticas. Al revés de la mayoría de ellas, Topaze nunca resucitó. Su peor problema lo tuvo cuando Arturo Alessandri dispuso la requisición completa de la edición 285. Más allá de sus órdenes, la policía política (PP) encontró que lo adecuado era dejar fuera de combate la totalidad de los ejemplares requisados. Fueron incinerados. En sus memorias tituladas Misión en Chile (1939-1953), el embajador norteamericano Claude G. Bowers mencionó el incidente, pero prefirió destacar que desde entonces “Topaze ha mantenido a Chile muerto de la risa o hirviendo de mal contenida indignación”.Esas cosas no pasaban en esos años en el país de Bowers. Siempre se respetó la libertad de expresión. Hoy la paciencia se está agotando. En la campaña presidencial se han dicho cosas hirientes con muy poco humor. Lo que inicialmente parecía una carrera corrida para Hillary Clinton, puede terminar convirtiéndose en tragedia. La posibilidad de un triunfo de Donald Trump le quitó la sonrisa a muchos, incluyendo no pocos republicanos.Acerca de los presidentes norteamericanos ha habido chistes todo el tiempo. Se decía que un paralítico (Roosevelt) podía ser presidente; que un no político (Eisenhower) podía serlo, y que Gerald Ford había probado que ni siquiera se necesitaba un presidente.Pero con Trump en la Casa Blanca será muy difícil hacer buenos chistes. 

Autor

Imagen de Abraham Santibáñez Martínez

Secretario General del Instituto de Chile. Miembro de la Academia Chilena de la Lengua.Premio Nacional de Periodismo 2015

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