La especie humana muestra tendencias contradictorias. Por un lado buscamos lo mejor, la refinación de la educación, la civilización y la fe en Dios, y nos proponemos amar a nuestro semejantes. Por el otro lado nos revelamos como seres despiadados, capaces de crear guerras, campos de exterminio, abusos de autoridad, conductas neuróticas y psicóticas. Hay personas incapaces de sentirse felices, piensan que el mundo apesta, y que es necesario engañar o aplastar al que piensa de manera distinta. Ejemplos claros están en la seguidilla de gobernantes desastrosos que ha habido en países de América Latina durante estos 20 años. Durante sus campañas aparecieron como salvadores de la sociedad, asegurando bienestar y justicia, prosperidad económica y eliminación de las desigualdades. la realidad fue muy distinta. Su única ambición era aferrarse al poder, obtener riquezas para sus familias, y aprovechar su situación privilegiada para cometer toda clase de abusos.Nuestros vecinos del norte tuvieron a Alejandro Toledo y a Ollanta Humala, dos presidentes que se enriquecieron con dineros procedentes de Venezuela y Brasil, y para quienes la justicia peruana pide  prisión preventiva, enjuiciamiento y cárcel. Por el lado argentino conocimos a Néstor Kirchner y Cristina Fernández, dos maleantes convertidos en millonarios a costa de la miseria de sus compatriotas. Brasil no se quedó atrás y conoció a Inazio Lula da Silva, Dilma Roussef y Michel Temer, acusados de corrupción y sobornos, responsables de la crisis que golpea sin tregua al país. Y consideremos finalmente a dos países en situación catastrófica: Cuba y Venezuela. Poco a poco se va conociendo la vida de millonarios que han llevado los hermanos Castro, los privilegios criminales que rodean a las familias Chávez y Maduro, y los sufrimientos inhumanos de sus respectivos ciudadanos. ¿ Cuál es el común denominador de ellos y de varios que se nos quedan en el tintero?. Son todos de  izquierda y todos prometieron el cielo y la tierra. Para ellos, naturalmente. 

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