En las conversaciones con vecinos de la región, y que tienen que ver con el comporta miento de las empresas que distribuyen servicios básicos como el agua  y la luz, la coincidencia ha sido los altos cobros, que no se compadecen con lo que históricamente los usuarios gastan en sus  respectivas casas.
Ha sido una constante. Aquello ha obligado a pesquisar las razones por las que se producen estos cobros.  Y ahí la sorpresa. Normalmente se escudan con los subcontratistas.
Cuando se produjo el cobro abusivo para los vecinos de Tongoy, Guanaqueros y algunos sectores de Coquimbo, la empresa sanitaria como justificación declaró que un operario subcontratado, a quien se le había comunicado su despido, tomó deliberadamente alteradas las lecturas de las medidores. 
Los que finalmente tuvieron que pagar fueron los usuarios.
En sus boletas fueron consignadas  sumas inalcanzables para su modesto presupuesto. 
Se presentaron casos que conmovían.
Una pareja de la tercera edad debió endeudarse para poder pagar la suma que le cobraban por un consumo en el que no habían incurrido.
Para entender esa situación, hay que comprender que de su presupuesto salen los dineros para alimentación, medicamentos y otros gastos necesarios para su edad.
En Ovalle se produce  una situación similar. Ochenta clientes se reunieron conmigo para denunciar también cobros abusivos, esta vez por parte de Conafe, empresa encargada del suministro eléctrico.
Aunque los ejecutivos de la empresa tuvieron una positiva actitud, en orden a solucionar el problema, incluso disponiendo de personal adicional, para tratar caso a caso cada situación, no es menos cierto que existen coincidencias en la falta de  prolijidad en la subcontratación de empresas que toman la  lectura de los medidores. 
Puede ser un acto simple, que no demandaría mayores exigencias para quienes lo realicen, pero lo cierto es que cuando se equivocan, impacta fuertemente el presupuesto de cientos de personas. 
Irresponsabilidad social que deben asumir las empresas.
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