Hoy 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer. ¿Por qué se hace necesario fijar en el calendario un día como éste? Porque según un informe elaborado por la Naciones Unidas, que abarcó a 87 países y cuyo muestreo fue recolectado entre 2005 y 2016, el 19% de las mujeres de entre 15 y 49 años de edad dijo que había experimentado violencia física y/o sexual a manos de su pareja en los últimos 12 meses. Porque, en 2012, casi la mitad de las mujeres víctimas de un homicidio intencional en todo el mundo fueron asesinadas por su pareja o un familiar, en comparación con el 6% de los varones. Porque apenas la mitad de las mujeres de entre 15 y 49 años (un 52%) que están casadas o viven en pareja toman sus propias decisiones en materia de relaciones sexuales consentidas, usan anticonceptivos y acuden a los servicios de salud. Porque en Chile, una de cada tres mujeres sufre o ha sufrido algún tipo de violencia. Porque esta terrible realidad requiere ser visibilizada. En Chile, la violencia física, psicológica o económica hacia la mujer es una realidad que cruza en forma transversal los distintos estratos de nuestra sociedad. Se trata de conductas discriminatorias que ven a la mujer no con la riqueza y multiplicidad de potencialidades que les son propias, sino que más bien tratan de negarla para hacerla sumisa al poder del “macho”. El gobierno de la Presidenta Bachelet ha desarrollado diversas medidas para avanzar en una sociedad más equitativa. El 2016 se inauguró el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, durante estos 4 años se aumentó a 103 el número de Centros de la Mujer y a 37 las Casas de Acogida, además de consolidar los Centros de Reeducación de Hombres que Ejercen Violencia que en el año 2016 atendieron a más de 1.150 hombres.No podemos y no queremos quedar indiferentes ni al margen de conductas tan brutales que padecen muchas mujeres cada día en nuestros barrios, nuestros trabajos, nuestros colegios, nuestras calles. Relevar esta fecha es una forma de dejar en evidencia nuestras propias vergüenzas como sociedad, pero no para quedarnos ahí, sino que, como lo ha demostrado la Presidenta Bachelet, para avanzar en políticas públicas, iniciativas y conductas de cada uno de nosotros por mejorar nuestro entorno, por denunciar, cobijar a las víctimas y denunciar a los agresores. 

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