Una semana después de cerradas las urnas de las elecciones primarias, ¿qué se sabe con certeza? No mucho más de lo que aprendimos esa misma tarde. Sabemos que ganó Sebastián Piñera en la competencia de los candidatos de Chile Vamos. Sabemos que, en la otra vereda, la del Frente Amplio, triunfó Beatriz Sánchez. Se constató, además, que los votantes superaron los mejores pronósticos de los propios interesados, empezando por Piñera.Respecto de la abrumadora votación de Chile Vamos se han ensayado diversas explicaciones. Una es que al final de la campaña se desplegó un intenso esfuerzo en las redes sociales para advertir que un triunfo de Ossandón pondría en riesgo la candidatura de Piñera. Este llamado -sería exagerado calificarlo de “campaña del terror”- tuvo frutos, incluyendo a quienes no vieron con buenos ojos el intercambio de epítetos y acusaciones en la centro derecha, agravada por el irrefrenable humor machista de Piñera. Este hecho pone al descubierto un fenómeno inquietante. Demuestra que los chilenos seguimos política y geográficamente segregados. No es casualidad que en estos mismos días se haya producido una áspera polémica por el futuro de la Villa San Luis en Las Condes. Se trata de un visionario conjunto habitacional que aspiraba a romper la concentración económica y social que se insinuaba hace medio siglo. Después del 11 de septiembre, sus ocupantes fueron expulsados manu militari  y los departamentos entregados a suboficiales del Ejército. Finalmente, estos valiosos terrenos fueron vendidos a empresas inmobiliarias que ahora reclaman porque sus derechos habrían sido conculcados.  Terminar con la segregación imperante es una noble aspiración. Pero cuesta erradicarla. Hacerla presente produce molestias. Fue lo que ocurrió en 2003 cuando el jesuita Felipe Berríos habló de las universidades (y colegios) situados sobre la “cota mil” y planteó que sus alumnos se llenan de conocimientos académicos sin que se les muestre la realidad del otro lado de nuestra ciudad.

Autor

Imagen de Abraham Santibáñez Martínez

Secretario General del Instituto de Chile. Miembro de la Academia Chilena de la Lengua.Premio Nacional de Periodismo 2015

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