Cuando fui  a  votar, me llamó la atención la gran cantidad de personas adultas y adultas mayores que fueron a cumplir con su deber. Recuerdo las clases de Educación Cívica y las experiencias en las elecciones del consejo de curso y centro de alumnos, donde se ponía en práctica lo aprendido.Eso queda marcado a fuego. Lamentablemente, los jóvenes de hoy, en su gran mayoría no lo entienden y estiman que la política se traduce en muchas otras cosas de las cuales hemos sido testigos en los últimos tiempos. Entonces surgen las proposiciones y propaganda por las redes sociales que tienen la virtud de llegar todas al mismo tiempo y sin costo y ya ven como en Valparaíso, mi coterráneo Jorge Sharp, con sólo 31 años ,se ha convertido en el alcalde electo de ese hermoso puerto, “doblando” a los tradicionales de la Nueva Mayoría y Chile Vamos  y con votos de sobra. Se ve muy entusiasta y en su primer discurso ha descalificado a todo el mundo. Veremos con el tiempo cómo se desempeñará en su gestión y qué obstáculos podrá tener en el camino. En todo caso ha marcado el inicio de algo nuevo entre nosotros.¿ Se podrá proyectar este fenómeno a las  elecciones parlamentarias y presidenciales? Dios dirá, aunque Camila Vallejos se enoje. ¿Y qué me dicen de la altísima abstención? Si Ud. no vota, no tiene derecho a opinar ni menos a enjuiciar, le dice mi vecino a su hijo que no quiso ir a votar y estaba ahora criticando ciertos candidatos. ¿Es el principio del fin de la política de las ideas, de los argumentos, del respeto con figuras como Sergio Onofre Jarpa, o un Millas, un Durán, un Schaulson (padre), un Frei (padre), un Alessandri o un Lagos? Que han luchado y luchan por sus ideales, respetando al rival y al final celebrando o reconociendo democráticamente su derrota, deseando suerte y leal oposición al ganador. Esto puede parecer chino para mis jóvenes lectores. Pero era así, al fin y al cabo.

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