Un grito avizor, la voz del alma, aporta la señal de arribada para navegantes temerarios de la mar madre y madrastra. Cuando entre gente afable se comparte la novedad ante un océano grande con islas pequeñas. Donde nadie acalla a nadie y la comunicación social comienza después del grito. La mar estaba serena... ¡Tierra! El grito  avizor - por calificarlo  de algún modo - perdura en la memoria colectiva de los hispanoamericanos. Tal hecho ocurre en las dos primeras horas del 12 de Octubre en 1492. Es el primero de los cuatro viajes del Almirante por las islas caribeñas. En esa madrugada de cielo oscuro y mar serena...la fogata costeña se hace grande ante la sombra proyectada por los conquistadores y nativos. Los primeros con la vestimenta realizada por sastres renacentistas tal como la diseñada por Miguel Angel para la guardia vaticana o harapos mejorados de marinero pobre. Por otra parte, sin nada encima, los jóvenes -ahora llamados “Indios”- que hacen de recepcionistas. Comienza la ligazón con la Madre Patria.  Más tarde, el arte pictórico, la crónica y la poesía estarán recordando el Día de la Raza en todos los ámbitos. En los textos escolares de la enseñanza humanística la figura de don Cristóbal Colón y los Reyes Católicos constituían parte esencial en la formación  del estudiante. Hoy, la tarea es más fácil con Internet. Un descendiente de español, Pedro Nolasco Pizarro, avecindado en los cercos diaguitas de Mamalluca en Elqui, casi nada sabía del descubrimiento al filo de los quinientos años después. Y no había tiempo para esas cosas. Por casualidad encontramos una grabación magnetofónica de una de sus hijas. - “Mi padre era sembrador”, asegura Claudina, ya fallecida. Luego revela que eran diez hermanos y que a la partida del jefe de familia se bajaron al valle. Silvestre, Pedro, Antonio, Manuel y Luis, los varones; Gregoria, Ramona, Rosario, Claudina y María, las mujeres. Años lluviosos - siglo XIX - para aportar “primicias” en la caridad cristiana.  Pero, habíamos quedado con el grito de alegría y desahogo ante una tripulación que exige el retorno. Los medios de comunicación muestran material audiovisual ad hoc y se advierte la falta de la imaginación del momento mismo en que Rodrigo de Triana (Rodrigo Bermejo) nace de nuevo. ¡Vale!  

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