Una de las cosas que más cuesta entender a los capitalinos es el sentido de pertenencia que tenemos los provincianos, nuestro amor por la “patria chica”, por los lugares donde vivimos nuestra infancia y juventud, disfrutamos con nuestros primeros amigos, aprendimos en los colegios y comenzamos a entender la vida. Esta semana, con ocasión de la Feria del Libro y la presentación de la Historia de Chile 1960-2010, tuve la ocasión de estar nuevamente en La Serena. Todo lo que diga es poco, para resumir la alegría de estos días. En primer lugar, por estar en la tierra de mi padre y abuelos, donde estudiamos con mis hermanos hace ya algunas décadas. Ver el Faro y las playas, recorrer el centro de la ciudad, visitar el diario El Día, recordar esos años maravillosos de estudiante en la región, son todas cosas sencillas que vale la pena disfrutar.También fue un gran gusto reencontrarnos con los compañeros del Colegio Inglés, con quienes mantenemos contacto habitual “por chat”, y con los cuales comprobamos una vez más que la amistad de aquellos años no sólo no se borra, sino que incluso se acrecienta -aunque de manera diferente- con el paso del tiempo,  los kilos de más y la irrupción de algunas canas. Una especial alegría saber que ellos, desde distintos lugares y vocaciones profesionales, están desarrollándose personalmente y sirviendo a Chile con su trabajo.Finalmente, la presentación del libro fue otro gran momento. No sólo por la alegría de compartir un proyecto histórico interesante, sino también por la presencia de muchas personas de distintas edades e intereses. Fue un particular gusto ver algunos servidores públicos destacados de la región, como el exintendente Renán Fuentealba o el diputado Sergio Gahona, además de algunos concejales y amigos. Me pareció una gran muestra de aprecio y de amistad cívica, además de una excelente ocasión para agradecer a don Renán, que me brindó conversaciones muy interesantes y provechosas sobre aspectos cruciales de la historia chilena en el siglo XX.Han sido días extraordinarios, y sólo queda agradecer y procurar un pronto regreso. 

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