Hace pocos días Adimark dio a conocer una encuesta que se hace cada cierto tiempo y que fundamentalmente mide el índice de satisfacción de los chilenos, con varios porcentajes respecto de diversas preguntas y que al final llegan a la conclusión de una determinada calificación de la felicidad. Así se mide cada encuesta y nos vamos dando cuenta de si avanzamos o retrocedemos. Luego vienen los comentarios, opiniones diversas y recetas para mejorar tal o cual cosa. Me llamaron la atención tres porcentajes. El primero se refiere al porcentaje de entrevistados que prefiere ver televisión. Eso alcanzó a un 23%. Cifra bastante alta, pero que en muchos casos nos confirma esa tendencia. Basta echar una mirada a nuestros hogares. Lo más preocupante es la pregunta que dice ¿Qué porcentaje de los entrevistados prefiere compartir y preocuparse de sus hijos? Un 6%, mis estimados lectores. Luego la otra pregunta ¿Qué porcentaje prefiere compartir o preocuparse de la familia? Estén sentados, por favor. Sólo un 3%. Si miramos hacia adentro de nuestros hogares y analizamos estas preguntas como si nos las hicieran a nosotros, honradamente. ¿Cambiarían estos porcentajes? ¿Qué nos está pasando? ¿Sabe Ud. qué piensa su hijo, conversa con él o ella, se sientan un momento en el living de la casa o en su cuarto a preguntarle cómo le va, cuál es su ramo favorito, qué le gustaría ser cuando grande, qué piensa de su familia, etc.?,  ¿Cuántas veces lo ha hecho Ud. en la semana pasada o el último mes o trimestre? Sea sincero consigo mismo y reflexione. Aún es tiempo. Los hijos siempre son hijos. No importa la edad. Ah,  me olvidaba. ¿Cuándo fue la última vez que llamó a su hermano o hermana o a sus padres, si viven lejos?   Todos tenemos “paño que cortar” en este tema y es bueno dedicar algún tiempo para ver las correcciones que debemos hacer.  

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