El apóstol Pablo dijo: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar” (1 Tim. 6:6,7). En el contexto, él está discutiendo acerca de las cosas materiales, la necesidad del contentamiento con lo que poseemos, y las trampas por amar el dinero (1 Tim. 6:6-10).

Así como no trajimos nada al mundo, nada nos llevaremos. Entonces, todas las posesiones que nos rodean y distraen, son básicamente eso, una distracción de lo que realmente importa. Ciertamente, debemos ser responsables y trabajar duro, para proveer para nuestra familia (1 Tes. 4:11,12; 1 Tim. 5:8) y ayudar a los necesitados (Ef. 4:28). Sin embargo, nada material nos llevaremos de este mundo con nosotros, o sobrevivirá más allá, en la eternidad (cf. 2 Ped. 3:10-12).

Entonces, ¿cuál debe ser nuestra prioridad? Lo único no material que teníamos al comenzar a existir en este mundo fue nuestra alma, o espíritu, es decir, la persona interior (2 Cor. 4:16; Sant. 2:26). Nuestro propio cuerpo es temporal, y de este mundo. Por lo tanto, nuestro enfoque debe ser espiritual, ya que al partir de este mundo, todo quedará atrás, y sólo nuestra persona interior enfrentará la eternidad con un cuerpo preparado para esto (1 Cor. 15:35-49).

Cristo dijo: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mat. 16:26).

 

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Imagen de Josué I. Hernández

Yo soy simplemente un cristiano, un discípulo de Jesucristo, y miembro del cuerpo del Señor, la iglesia, tal como se describe en el Nuevo Testamento (Mat. 16:18).

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