El temporal que afectó a toda la región, la semana pasada, es el más claro ejemplo de que el cambio climático llegó para quedarse, que sus efectos son imprevisibles y que tenemos que ser conscientes de las situaciones de riesgo a las que esto nos expone. Por ello, se hace necesario que tengamos una nueva mirada, una preparación y que la consigna sea la prevención y no la reacción.Esto quedó demostrado con la forma en cómo enfrentamos el sistema de baja presión activa que afectó, recientemente, a la zona. A pesar de que tenemos que lamentar el fallecimiento de dos personas en Monte Patria; podemos decir que gracias a las coordinaciones que ejecutamos como Gobierno, activando los Comités Operativos de Emergencia Comunales, realizando limpieza de quebradas, revisando los puntos críticos de las ciudades y llamando al autocuidado de la comunidad pudimos tener un balance positivo de la emergencia que enfrentamos. Es que, al no ser posible prevenir el cambio climático en su conjunto, nos tenemos que adaptar a la situación.Tal como lo señalan organismos internacionales, la adaptación al cambio climático requiere centrarse, especialmente, en reducir los riesgos de desastres. Algunos riesgos pueden preverse, pero otros son imprevisibles. Es por esto que necesitamos que, tanto el Estado como la ciudadanía, estén sintonizados y desarrollemos acciones conjuntas que nos permitan reducir los riesgos al mínimo.A raíz del cambio climático y sus efectos se hace necesario contar con una institucionalidad del Estado, que pueda abordar, de forma integral, situaciones de emergencia como incendios forestales, aluviones, temporales, erupciones volcánicas, entre otras. Éstas ponen catástrofes, ponen en riesgo el patrimonio público, privado y lo más relevante: las personas, por ello la prevención y contar con instituciones con amplias facultades es clave. Tenemos la experiencia, el conocimiento y el capital humano para emprender este desafío. 

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