Intentar que un discapacitado en su silla de ruedas pueda abordar un vehículo de transporte público en Tierras Blancas, suele ser una tarea difícil, a lo sumo imposible.
El que decenas de usuarios permanezcan en los paraderos, a cualquier hora, también forma parte del paisaje y demuestra lo difícil que es conseguir el traslado a La Serena o Coquimbo.
Esos reclamos y otros fueron expresados por una decena de juntas de vecinos de ese sector, con las que tuve oportunidad de reunirme, para analizar en profundidad ese tema.
Y se descubrió una conducta que se encuentra marcada por la “ley de la selva”. Todos hacen lo que quieren y a la hora que lo desean.
No hay fiscalización  
No existe respeto a los horarios, a los recorridos, a los usuarios, y el transporte menor creó una línea fantasma que es el “recorrido local”. En las horas punta en la mañana y en la tarde, solamente trasladan a personas dentro de Tierras Blancas, ¿y que  queda para quienes viajan a La Serena o Coquimbo?
Esperar y solamente tener suerte.
“Durante veinte años este problema nunca ha sido resuelto”, nos señalan con un matiz de angustia, rabia y de-
sesperación los dirigentes vecinales.
Seguramente al borde de su paciencia, si es que todavía les queda algo.
Es por eso que tomamos rápidamente contacto con el ministro de Transporte  Andrés Gómez-Lobo y acompañado por los representantes vecinales, le expusimos esta compleja situación.
El  secretario de Estado anunció que se fiscalizarán los recorridos, de acuerdo a las autorizaciones de itinerarios emanadas desde ese Ministerio, con el propósito que todos cumplan lo que prometieron cuando las solicitaron.
Se permitirá que otros operadores puedan trabajar, agregando un nuevo factor de competencia y que se espera mejore sustancialmente el servicio.
Estaremos monitoreando esa situación, y revisando las fiscalizaciones que debería  realizar la Seremía de la región de Coquimbo
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