El domingo recién pasado fue una linda oportunidad de compartir en familia, o en al menos parte de la familia. Participación en las primarias presidenciales y ser espectador del partido de futbol de nuestra selección. Debo confesar que los adultos tenemos nuestra manera de compartir que no necesariamente es la misma que tienen los jóvenes, pero así y todo fue un buen momento. Entiendo que muchísimos de ustedes, mis esforzados lectores, hicieron lo mismo. Tempranito a la feria, luego a las votaciones, observando primero si la mesa está constituida, “por si las moscas”, hacer la fila con paciencia, votar y luego raudos a la casa. Quizás aún los lolos seguían en cama porque “no están ni ahí” con el sistema, o quizás también fueron a votar. Luego el asadito y “a sufrir”, teniendo en la cabeza que nuestro equipo es lo mejor del mundo y naturalmente imbatible. Bueno, la vida sigue adelante, pero por lo menos estuvo la familia o grupos de familias amigas, reunidas. Les voy a compartir una hermosa definición de familia que hizo el Papa Francisco: “Familia es un grupo de personas llenas de defectos, que Dios reúne para que convivan con las diferencias y desarrollen la tolerancia, la benevolencia, la caridad, el perdón, el respeto, la gratitud, la paciencia, el derecho, el deber, los limites, en fin, que aprenda a Amar: haciendo por el otro lo que le gustaría que hicieran por sí mismos. Sin exigir de ellas la perfección que aún no tenemos. No nacemos donde merecemos sino donde necesitamos evolucionar”. Con tanto ajetreo del diario vivir, las alegrías, las tristezas, lo negro de los noticiarios, los increíbles debates y los abrazos posteriores, es bueno detenerse un instante y pensar libremente en paz respecto de nosotros y la verdadera relación con nuestros seres queridos . Los invito a hacer el esfuerzo sólo unos minutos, ya sea en la casa, el auto, la oficina o el café de la esquina. 

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