Ese jefe tiene pachorra, me decía un amigo recordando a un superior. Mira como se planta, Solo actúa por presencia e infunde respeto., Sin gritar consigue el silencio, Basta solo una mirada recorriendo la audiencia. Esta palabra se introdujo en muchos ambientes, En las FFAA, en la educación, perdón,  “antigua”, en la familia “también antigua”, en el trabajo, en el Gobierno y muchas otras instituciones. La pachorra trae asociado el liderazgo. 
Un líder, sabe plantarse ante los demás y sabe sobreponerse a los acontecimientos, toma decisiones y las enfrenta. En suma, sabe dirigir. Es como un pastor que guía a las ovejas, En otras palabras es un individuo que tiene “peso específico” y por eso es respetado por todos o a lo menos por la gran mayoría. 
En nuestras alicaídas relaciones exteriores, especialmente en lo de Bolivia, hacía falta desde hace tiempo ese “peso específico”, el cual llegó con el ex Secretario General de la OEA. Ya se nota su pachorra en las primeras declaraciones, luego de gestiones recientes. Pasamos de ser reactivos a ser activos o a lo menos prevenir lo que puede venir en tal o cual caso. Como se comenta en las esferas diplomáticas; “Díceselo con mucha diplomacia, pero consigue que se vaya” Es la frase clave que se debe adoptar de acuerdo a las circunstancias. Ya sabemos los chilenos que Bolivia seguirá dando y dando hasta conseguir algo. 
“Tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe” dice el refrán. Y, como todos tenemos derecho a opinar, he recogido un resumen de las opiniones de algunos amigos de todo el espectro político, que no tienen tribuna para expresarse. ¿Falta peso específico en otras esferas de nuestro país? No lo sé. Creo que lo mejor, inspirados en el fondo de este artículo, que cada uno de ustedes, mis estimados y fieles lectores, pueda hacer su propio análisis y sacar las conclusiones del caso. Así ejercemos el libre albedrío que cada uno tiene.
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