Esta semana la Región de Coquimbo perdió a un grande. Una persona que siempre se la jugó por la zona. Su visión siempre fue que la regionalización era algo que se podía dar. Él siempre la apoyó. No sólo desde último puesto, que sin duda era el más mediático, no, señores, siempre lo apoyó en los distintos trabajos que tuvo. Él siempre respaldaba a todos quienes necesitaran dar a conocer la Región. 
Desde su oficina día a día se peleaba por este tema. Entre otras cosas se planteaba: Por qué nuestros hijos deben partir a Santiago a estudiar. Por qué los mejores profesionales terminan encandilados por Santiago. Por qué los proyectos que se implementan en la región son decididos en Santiago. Por qué las autoridades las nombran desde Santiago; en fin, todo lo que implica este centralismo que nos ahoga. 
Tuve el agrado de compartir con él, no sólo desde los cargos públicos. No, señores, tenía el agrado de conocerlo desde que tenía 9 años, conocí su pensamiento regionalista desde que era chico. Sin duda que después ya en los cargos públicos, me inculcaba como “tío” la importancia de la regionalización. Me ayudó mucho a entender el trasfondo de ese tema. 
Sus consejos y su apoyo, incluso traspasaron mi paso por ese sector. A pesar de tener la plataforma de su trabajo, siempre su labor fue sigilosa, porque le gustaba pasar desapercibido. Cuantos cafés, almuerzos y comidas tuve con él, fueron muchos, pero siempre, en todos terminábamos construyendo para la regionalización. 
Esa regionalización que está tan lejos, pero con personas como él, hoy se encuentra más cerca. 
Hoy debemos honrar su memoria y eso se hace construyendo región de verdad. 
Eso significa tener una salud como corresponde, universidades públicas y privadas de calidad; oportunidades para nuestros jóvenes y también para todos los trabajadores; atraer inversiones; invertir en verdad en turismo; en fin, dar progreso a la Región, tanto nacional como internacionalmente. Ojalá lo que él silenciosamente hizo no quede solo en homenajes póstumos, nombres de plazas o calles. 
Al contrario, sigamos construyendo lo que él ayudó a pavimentar. 
Sólo puedo decir que la región perdió a un grande. A un visionario de la regionalización.
 Tío Pancho, descansa en paz y desde el cielo mira cómo se sigue desarrollando TU Región.
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