Los chilenos hemos crecido con la premisa de que el cobre es el sueldo de nuestro país y efectivamente por décadas así ha sido. Sin embargo, hoy tenemos condiciones bastante distintas a las que estábamos acostumbrados, con una fuerte caída en la producción total de cobre del país, lo que impacta directamente en la primera y más importante fuente de ingresos de Chile. Nuestros yacimientos están experimentando un envejecimiento y una baja en la ley de mineral, lo que en la práctica significa que hoy es más caro y más difícil explotarlos.Este no es sólo un proceso que estamos viendo en nuestro país; hace ya años que grandes yacimientos del mundo han ido cerrando, porque llegaron a un punto en que ya no era viable seguir explotándolos, por estas mismas condiciones. Para esto no sólo se requiere una búsqueda permanente de soluciones tecnológicas innovadoras, sino que además hay que facilitar el desarrollo de nuevos proyectos mineros, no sólo estatales, sino que también privados, generando condiciones para la expansión de los existentes. Todo esto teniendo como fin poder mantener el liderazgo de nuestro país como potencia minera mundial.En este escenario, resulta tremendamente potente el efecto de los 15 días de paro que llevan los trabajadores de la Minera Escondida, que no ha logrado instalar una negociación y estaría generando un Imacec negativo para febrero. Hoy la situación del cobre en el mundo ha variado; el consumo chino se recuperó y la llegada del nuevo presidente en EE.UU. trae aparejado un compromiso de invertir un billón de dólares en infraestructura. Preocupa entonces el efecto de una huelga prolongada en la mina de cobre más grande del mundo, que produce alrededor del 5% de la producción mundial, mientras que Codelco, la principal minera estatal, aún avanza con lentitud en su propio proceso de optimizar sus costos y mejorar la calidad y cantidad de su producción.Si se continúa por ese camino, no se vislumbra un buen panorama; estaríamos frente a condiciones de venta de cobre favorables para nuestra alicaída economía, pero sin la capacidad real de enfrentar los requerimientos de los potenciales compradores, lo que afectaría directamente a nuestro principal sueldo como país. Nos preocupa ver que el Gobierno no entrega señales claras para revertir esta situación, que finalmente afecta a todos los niveles de nuestra economía y por ende, a todos los chilenos.
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