Cerremos los ojos y pensemos quién fue o es nuestra madre. Nuestra querida Mami.
Mami es ese cohete tan rápido que va por casa disparado y que está en todas partes al mismo tiempo. 
Mami es esa malabarista que pone la lavadora con el abrigo puesto mientras le abre la puerta al gato con la otra mano y aparta el cubo de basura con el pie. 
Mami es aquella que muchas veces no piensa en ella y les compra ropa, zapatos y hasta juguetes a sus hijos aunque ella use el mismo pantalón por 10 años. 
Mami es esa maga que puede hacer desaparecer lágrimas con un beso.
Mami es esa taekwondista forzuda capaz de tomar con un solo brazo mis 15 kilos mientras con el otro entra el carro lleno de compras. 
Mami es esa campeona de atletismo capaz de llegar en décimas de segundo para evitar que me caiga por las escaleras. 
Mami es esa heroína que vence siempre a mis pesadillas con una caricia. Mami es esa señora con el pelo de dos colores, que dice que en cuanto tenga otro huequito va a la pelu. 
Mami es esa cuentacuentos que lee e inventa las historias más divertidas sólo para mí. Y que cuando yo ya duermo ella empieza a levantar la cocina y acomodar la casa, aunque no duerme más que unas horas. 
Mami es esa chef que es capaz de hacerme una cena riquísima con dos tonterías que quedaban en el refrigerador.
Mami es ese médico que sabe con sólo mirarme si tengo fiebre, cuánta y lo que tiene que hacer. 
Mami me canta por las noches la canción más dulce mientras me acuna un ratito.
Mami puede levantarse dormida a las 4 de la mañana, mirar si me he hecho pis, cambiarme, darme jarabe para la tos,  ponerme el chupete, todo a oscuras y sin despertarme. 
Mami está siempre feliz por ver a sus hijos realizarse,  porque ya tienen alas y dentro de poco dejarán el nido para buscar otro… 
Este sentido homenaje a todas mis leales lectoras que han sido y son mamis.
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