Cómo esta es una pregunta que mucho nos hacemos, creemos que no es necesario contestarla. Porqué si  la contestamos, no dejamos de someternos al círculo vicioso que impera en el fenómeno educativo latinoamericano.

En chile el problema no es ajeno, ya que realmente no tenemos la más mínima idea de a quién le estamos entregando conocimiento o a quién estamos educando.

Ya desde mediados del 1800 se considera al estado como responsable de la educación formal;  a la fecha no ha cambiado mucho la situación, salvo algunos maquillajes y transformaciones menores.

El acceso a la información  ha cambiado y las políticas tradicionales no han logrado ajustarse a los cambios que impone la sociedad. Por lo tanto, hoy lamentablemente debemos reconocer que los niños y las niñas no nos necesitan para acceder al conocimiento. Entonces me pregunto: ¿para qué servimos? y ¿para qué estamos? si para los niños y las niñas el conocimiento está a un solo “clic”.

En este documento intentaremos descifrar el rol del “Educador” en este proceso de tira y afloja que es la enseñanza – aprendizaje como proceso de adquisición de oportunidades.

Hace unos veinte años el Ministerio de Educación comenzó una política de integrar al aula la innovación y la tecnología para asegurar aprendizajes significativos en los estudiantes.

El problema es que esa iniciativa nunca consideró el rol del educador en ese proceso formador. Al aula se integraron las tics, software educativo, Enlaces, centro de recurso de aprendizajes, pizarras interactivas, módulos integrados de conocimiento, etc. En virtud que el educador siempre fue y ha sido el mismo personaje.

Capacitaciones más o menos, el educador nunca  fue considerado como parte esencial de esta innovación. Creemos por una cuestión muy sencilla… el docente tiene caducidad. Para que invertir en formar a alguien que quizás no tiene como prioridad adaptarse al cambio y a la innovación.

Entonces, si los niños y las niñas no nos necesitan, y en teoría no queremos ser parte del proceso de formación, para qué invertir tantos recursos en una cuestión que sabemos de ante mano que fracasará.

Derribemos algunos mitos sobre este cuestionamiento…

1.- La educación formal es una consecuencia del cambio social. Como fenómeno social entonces, la educación requiere de una estructura y de un modelo pertinente que asimile esas transformaciones. En esa estructura el rol del educador es fundamental, ya que es un promotor de cambio y oportunidades de experiencia. Lo que hoy sabe un estudiante, ayer quizás no lo sabía  y el responsable de la adquisición de esa experiencia es el educador.

2.- El educador nunca se ha resistido al cambio; el educador quiere reglas claras y justas. Todos los modelos, procesos de reforma y cambios sugeridos por el estado deben ser consensuados con aquellos que diariamente conviven con esos fenómenos sociales transformadores. Los educadores “viven la realidad".

3.- Los niños y las niñas si nos necesitan: Por una cuestión práctica; pasan todos los días solos, salvo cuando están en la escuela. Familias uní-parentales, ambos padres trabajadores, abuelos responsables, largas jornadas laborales, etc. Han escuchado esta frase de seguro: “voy a poner una foto tuya para recordarte”

4.- El estado debe anticiparse a los cambios que propone la sociedad. Convivimos en una sociedad de mercado (modelo neoliberal) por lo que los cambios son cada vez más rápidos y potencialmente peligrosos, si es que no estamos preparados.

El conocimiento es un arma de doble filo. Si tú sabes menos, es más fácil ganarte o sacarte ventaja. La sociedad del conocimiento es para anticiparse y no para sentarse a esperar lo que pudiese ocurrir.

¿A quién estamos educando? Bueno estamos educando a un sujeto instantáneo y práctico, que es capaz de anticiparse a todo lo que ocurre, pero inmerso en un mundo reactivo. ¿Nos necesita? por su puesto. Necesita  el control y la regulación, para que las experiencias de aprendizaje sean las que él o ella necesitan para hacer sociedad, para que sean significativas, continuas y para toda la vida.

Rodolfo Ortega Muñoz

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