la reforma del Código de Aguas está en su etapa final y obviamente será otra improvisada y mala reforma más de este gobierno. La falta de prolijidad en su construcción, la ideologización y polarización del tema y la escasa consideración que se ha tenido para con los gremios, significará en definitiva otro Transantiago más para el país. Su discusión en el Congreso avanza a pasos agigantados. Ya fue aprobada por los diputados e ingresó al Senado con “suma urgencia”, es decir, los plazos para su discusión serán breves y rápidos. Está en la comisión de Agricultura, pasa a la de Hacienda y termina en la comisión constitucional, para luego ser votada en sala. En síntesis, 1 mes para que quede lista. Como el gobierno tiene la mayoría, tendremos una pésima ley en el corto plazo que será fatal para nuestros agricultores y sin duda para la gente y las diversas actividades económicas que giran en torno a ella. Como esta reforma cambia el derecho de propiedad (dominio) que se tiene sobre las aguas, por un derecho de usufructo (uso y goce), obviamente quienes hoy ejercen la actividad agrícola dejarán de invertir y hacer producir sus parcelas o campos, lo cual tendrá un impacto directo en las 48 mil familias de la región que dependen de esta actividad y en forma indirecta para quienes prestan servicios a estas. Es decir, habrá un estancamiento y frenazo importante que en términos prácticos incidirá en la empleabilidad y en las actividades comerciales propias de ella. Ahora bien. Como producir e invertir se hará más difícil, porque se perderá todo tipo de financiamiento para los agricultores, se hará mucho más atractivo para ellos, lotear la tierra, transformando su actividad agrícola en una actividad inmobiliaria, cuyo  resultado será que se perderán miles de hectáreas que hoy se destinan a la producción de frutas y verduras.Por otra parte, al disminuir la inversión, la producción y las superficies plantables, habrá una fuerte alza de precios de las frutas y verduras, ya que seguirá existiendo una fuerte demanda, pero la oferta será mucho menor, lo que en definitiva encarecerá nuestras economías familiares. Dado lo anterior, y como nuestros vecinos han adoptado medidas totalmente opuestas a las de este gobierno, será mucho más barato para las grandes cadenas del retail importar estas mercadarías, llenándonos de productos agrícolas peruanos, bolivianos y argentinos (Queda claro que con esto las ferias desaparecerán). En resumen, por un capricho ideológico de la Nueva Mayoría (lucro) le pondremos la lápida a nuestra agricultura regional, lo cual será otro pésimo legado más que nos dejará este gobierno.     

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