La Constitución Política establece que nuestro país es un Estado unitario, cuya administración es funcional y territorialmente descentralizada o desconcentrada, en su caso, de conformidad con la legislación vigente.Cuando hace algunas décadas atrás, había logrado finalmente aprenderme de memoria las 25 Provincias en que estaba dividida la organización político administrativa del País, vino la llamada regionalización y me cambió todo.Aunque la idea de la regionalización venía de bastante antes, en julio de 1974 se cambió el concepto básico del citado ordenamiento nacional que siempre había existido : las provincias por regiones.Hoy, para el gobierno y la administración interior del Estado, el territorio de la República de Chile se divide en quince regiones, que a su vez se subdividen en 54 provincias, y para los efectos de la administración local, las provincias se subdividen en 346 comunas.La principal crítica que se ha hecho a la regionalización de 1974, es que “cortó y pegó” provincias más o menos similares, y las agrupó en regiones sin preguntarle a nadie si estaban de acuerdo o no. Por ello, después hubo que agregar dos nuevas regiones al proyecto original, y hoy además se habla de otros nuevos proyectos de regiones en El Loa,  Ñuble, Chiloé,  Arauco…etc., y obviamente, ello acarreará la conformación de nuevas provincias.Más encima, hay 53 solicitudes para la creación de nuevas comunas a lo largo del país.Como vamos, corremos el riesgo de llegar a una atomización territorial tal, que quizás pronto tengamos un Alcalde de Chigualoco,  un Gobernador de Cariño Botado, un Intendente de Salsipuedes… y - muy apropiadamente por cierto - un Parlamentario por Las Coimas…Hoy todas esas solicitudes tienen dos características : la mayoría de ellas son planteadas en períodos electorales y luego se olvidan, y generalmente, tienen apoyo político transversal,  ya que sus nuevas estructuras podrían dar origen a muchos nuevos cargos… para repartir entre los amigos… 

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