Esta semana hemos tenido noticias desastrosas para la Cuarta Región. Las lluvias, muchas veces esperadas, han causado una seria perturbación en el funcionamiento normal de las actividades, provocando anegamientos, problemas en los caminos, rebalse en los embalses y una serie de otros problemas que han tenido a la región en el centro de las noticias nacionales.Entre ellos se podrían mencionar los cortes de agua, crecidas de ríos y algunas muertes que han enlutado a familias de la comunidad. Todo esto ha llevado a realizar acciones de emergencia, recibir visitas de autoridades de gobierno y evacuar zonas de riesgo. Probablemente, la noticia más positiva ha sido, como en otras ocasiones, la inmediata respuesta de la comunidad, de Carabineros de Chile y de personas anónimas que han hecho lo posible por ayudar a los afectados, aliviar el dolor y promover soluciones en medio de las dificultades.Sin embargo, este nuevo desastre de la naturaleza debería llevarnos a reflexionar sobre las cosas que deberían hacerse mejor, en términos de prevención, de construcciones adecuadas y de preparación para las emergencias. En este tipo de situaciones, que incluyen los incendios, por ejemplo, queda la impresión de que hay mucha improvisación, sobre todo considerando la situación de un país que sufre habitualmente con este tipo de desastres.Según señalan los especialistas, es muy probable que se sigan repitiendo situaciones de largos periodos de sequía, así como también lluvias más intensas. Esto exige evaluar el funcionamiento de la naturaleza y sus posibles consecuencias. A esto se añade la exigencia para una acción decidida de las autoridades estatales, que permitan poner solución estable y no meramente parches a la hora de enfrentar la destrucción de hogares o la solución permanente para quienes han sido dañados por los desastres.No basta con la buena voluntad o con estar en terreno. Chile debe hacer un trabajo cualitativamente mejor, que complemente la presencia en terreno con una prevención rigurosa, construcciones de calidad y una solución rápida para que los damnificados en estas situaciones no perpetúen su condición de emergencia. Saldremos adelante, pero hay que aprender y hacer bien las cosas.

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