Según muchos sociólogos y expertos en mercados y en política, en el mundo se viven tiempos de cambio, de escasas convicciones y poca permanencia en los afectos y adhesiones. De esta manera, las personas optan por un producto y luego lo cambian, apoyan a un candidato y después se arrepienten, en una fórmula que se repite en la constitución de la familia y en la definición de las amistades. En otras palabras, la cultura de lo espontáneo supera a las planificaciones, y lo transitorio derrota con largueza a la estabilidad y los amores permanentes.En las últimas semanas, el mundo pudo apreciar la derrota de Hillary Clinton en Estados Unidos, mientras el ex presidente Nicolás Sarkozy fue derrotado en las primarias francesas. En Chile, el ex gobernante Ricardo Lagos presentó su candidatura con decisión, pero las encuestas no lo avalan y muchos de quienes lo apoyaron en su momento buscan otras alternativas. La misma Presidenta Bachelet ya no goza del liderazgo incombustible que llegó a tener en su momento. Los símbolos del pasado son derrotados o minusvalorados y sus servicios no obtienen el reconocimiento previsible.En otro ámbito, Bárbara Figueroa, en la CUT, y en el Colegio de Profesores Jaime Gajardo, fueron derrotados en sus respectivas reelecciones, en lo que podría haber algo de crítica frente a sus conducciones, a su relación con el gobierno o a la perpetuación en los cargos. Salvo algunas excepciones, en muchas federaciones estudiantiles es muy difícil que se reelijan las mismas tendencias; hay más de 23 partidos políticos dando vueltas en el ambiente, de los cuales muchos perecerán en el camino sin haber hecho mayor historia.Como suele ocurrir, no es claro dónde terminará esta historia. La liquidez de los apoyos puede ser representativa de la falta de solidez en las convicciones, en el hastío hacia la política o simplemente a la aparición de nuevos liderazgos en el ambiente. Por otra parte, esa misma debilidad que beneficia a quienes disputan el poder a los que hoy lo detentan se volverá contra ellos en el futuro, si el criterio líquido se mantiene. Sin embargo, el problema puede ser una gran oportunidad para quienes logren tener ideas sólidas, formar estructuras adecuadas y con liderazgos valiosos. Sólo ellos se proyectarán en el tiempo. 

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