El 1° de mayo se celebra el Día del Trabajo. En el caso de Chile este 2016 la fecha se presenta en un momento especial. Por una parte, porque se han conocido los resultados de la encuesta del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, que elevan la desocupación en el gran Santiago a un lamentable 9,4%. El INE, por su parte -que mide todo el país y que tiene trimestralizados sus análisis- también ha mostrado un aumento que llegó al 6,3%. Comienzan a encenderse las alarmas en un tema crucial.
Este 1° de mayo cientos de miles de familias no podrán celebrar con un empleo de sus miembros, lo que es grave, considerando que el trabajo es el centro de la cuestión social. Sin duda influye el escenario internacional, pero también es evidente el impacto de las decisiones gubernativas: desde la reforma tributaria al proceso constituyente, pasando por el discurso anti empresarial y la reforma laboral y sindical. Como reconoció el subsecretario Alejandro Micco, “las grandes reformas generan cierto grado de inquietud en un comienzo, y eso puede tener algún un impacto”. Ya se ha sentido en el desempleo, lamentablemente.
Esto se suma a otros factores que muestran el deterioro económico, como los índices de confianza empresarial y de los consumidores, así como la disminución en la inversión. El resultado es la baja en el crecimiento del país, que hoy apenas roza el 2%, a lo que se añade el crecimiento del desempleo. Ambos aspectos son claramente contradictorios con esos años en que Chile crecía al 7%, disminuía la pobreza y mantenía prácticamente un pleno empleo.
Chile puede más. La situación actual debe ser pasajera, pero ello exige mirar con sabiduría cuáles han sido las causas de la prosperidad y qué ha llevado a la situación actual. Para progresar es necesaria la colaboración entre el Estado y los privados, el compromiso recíproco entre empresarios y trabajadores, la estabilidad y seriedad de las reglas del juego, la promoción de la inversión y la libre iniciativa. 
Proyectar una cultura de lucha de clases, de enfrentamiento y de no entendimiento, es el camino más corto para el retroceso económico y social, lo que sería desastroso para Chile.
X