No es fácil trabajar en familia ni tampoco proyectar la empresa con los descendientes. En nuestras ciudades tenemos ejemplos históricos y otros presentes. La fábrica de colchones Celta es un ejemplo vivo que ya lleva tres generaciones, testimoniando eso. Fernando padre tiene acuñadas dos frases que me han impresionado mucho. La primera: Los problemas surgen solos y no los podemos evitar, hay que ir sorteándolos paso a paso. La segunda: La empresa tiene que dar para vivir bien. Si la empresa da, comprar una casa y un automóvil. Antes hay que ver si la casa y el automóvil dan para que la empresa continúe bien. ¿Qué les parece? Su hijo Nanin está tomando el testimonio de esta carrera empresarial, dentro del círculo familiar, acuñado con las enseñanzas y el tesón demostrado por el abuelo,  don Francisco Sánchez Rumoroso, cuando llegó a Valparaíso, desde el pueblo de Novales, cerca de Santander en España, famoso por el buen humor de sus habitantes. Comenzó a trabajar allí  y luego de pocos años se mudó a Coquimbo a formar su familia y emprender en lo que hoy día es Celta. Diez operarios trabajando cuando comenzó. Hoy día, laboran más de 500 personas. El empuje y visión deportiva del abuelo también se ha impregnado en su hijo y nieto. El primero guarda la medalla del equipo campeón mundial de pesca submarina y su hijo es activo dirigente del club de sus amores, Coquimbo Unido. Una de las características de los celtas, primitivos habitantes de la tierra de los Sánchez, es su hospitalidad y su adivinación o augurios. Quizás por eso, ellos se proyectan a no más de 6 meses, como dicen. De ahí en adelante se verá cómo nos adaptamos a la vigencia y modernidad de las cosas, como cuenta Fernando Papá en un video en Facebook Hay otras familias en nuestra zona que al igual que los Sánchez recorren la vida trabajando con la semilla que sembraron sus abuelos. Ya nos acordaremos de ellos. También son ejemplos.

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