Los administradores de edificios coinciden en señalar que los antisociales se hacen pasar por veraneantes, mientras otros incluso arriendan departamentos
El viernes por la tarde, pasadas las 18:00 horas, Leonardo Cangana se encontraba trabajando como conserje del edificio Don Estanislao de la Avenida del Mar de La Serena, sin ninguna novedad. En su escritorio, había una circular que advertía sobre los robos que han ocurrido últimamente en el sector y qué hacer para prevenirlos.
Uno de los puntos de esta circular, escrita por la administración, indicaba textualmente que “se ha detectado que el ladrón usa ropa veraniega (short, polera y una mochila) y que golpea las puertas. Si le abren, dice haberse equivocado”.
Con estos datos en mente, no era de extrañar que el conserje tuviera ciertas suspicacias cuando, saliendo del ascensor, aparecieron dos adolescentes que nunca había visto, vestidos como turistas y cargando dos bolsos tipo morrales y una mochila.
“Obviamente que eso me llamó la atención y les pregunté de dónde venían. Me dijeron que del departamento 31, que habían visitado a una amiga que se llamaba Claudia. Pero allí no estaba viviendo nadie. Así que los traje para el mesón y les pedí sus nombres y los carnets”, relató Leonardo Cangana. “En todo caso, yo en todo momento no perdí la calma ni demostré miedo. Y fueron ellos los que se pusieron muy nerviosos, porque empezaron a transpirar”, consignó.
Tras descubrir que ambos muchachos estaban mintiendo y que no portaban sus cédulas, subió con ellos para ver si algo anormal había ocurrido en alguno de los departamentos. Sin soltarlos del brazo, descubrió que en el séptimo piso una puerta había sido violentada. Pese a que los jóvenes, de aproximadamente 16 años, dijeron no saber nada de eso, era claro que ellos habían sido los responsables. Ante esto, pidió ayuda a un par de moradores para retener a los sujetos y salió a la calle a buscar una patrulla de Carabineros, “porque nadie me contestó cuando llamé al 133”.
Los uniformados ingresaron al edificio, ubicado a la altura del 1900, verificando que efectivamente la puerta del departamento 71 fue abierta violentamente y que adentro estaba todo desordenado. Los jóvenes se fueron detenidos, pero según contó el conserje “después los dejaron en libertad y los entregaron a sus tutores, ya que los revisaron y no tenían nada robado”.
“Incluso los carabineros me llamaron la atención, porque expuse mi vida y la ley dice que no se debe detener a alguien, a menos que sea en el lugar mismo donde se cometió el delito, o sea en el departamento”, explicó. Sea como sea, encuentra que su reacción fue la correcta. “Hice lo que me corresponde como conserje”, manifestó. Se presume que los muchachos ingresaron aprovechando que el portón tenía un problema en su chapa, lo cual ya fue reparado.
Mónica de la Carrera, que administra varios edificios de la Avenida del Mar de La Serena, reconoció que en lo que va del verano “han ocurrido muchos robos” a plena luz del día. “Para los conserjes es difícil mantener la vigilancia, porque hay muchos arrendatarios y no alcanzan a conocer todas las caras. La gran mayoría son jóvenes”. También se sabe que algunos delincuentes incluso arriendan departamentos, para operar desde adentro del condominio con mayor tranquilidad.
“Ellos empiezan a golpear las puertas. Y si no abre nadie, ocupan un destornillador para poder ingresar”, advirtió la administradora. 01 07