“¡Cuantos de nuestros compañeros buzos deben morir para que las autoridades nos respondan!”. En la frase del presidente del Gremio de Buzos Mariscadores de Coquimbo Jaime Araya se manifiesta la molestia generalizada existente entre los hombres de mar, debido a la inoperatividad de la cámara hiperbárica adquirida para el hospital San Pablo desde hace ya 5 años, ocasionado que quienes sufran del llamado “mal de presión” no tengan el tratamiento adecuado y queden con graves lesiones, o concretamente fallezcan.
Lamentablemente fue el reciente fin de semana cuando el buzo mariscador de Tongoy Jaime Zambra sufrió un accidente de descompresión tras desarrollar labores extractivas del recurso huiro en el sector de la caleta El Sauce. Siendo socorrido y trasladado luego al hospital de Coquimbo donde finalmente perdió la vida producto de un paro cardiaco y en instantes que se preparaba su traslado al recinto médico naval de la Quinta Región, donde existe el equipo para la atención requerida.
Este hecho se sumó a otro caso sucedido en la jurisdicción de Los Vilos durante el pasado mes de octubre y nuevamente develó la necesidad de habilitar la cámara hiperbárica existente en el hospital de Coquimbo. Más aun considerando que el Servicio de Salud invirtió $165 millones el año 2011 en este equipamiento que también daría cobertura a la III región, pero a la fecha no es utilizado en ningún procedimiento ante su incapacidad de operar.
En detalle, el equipo hiperbárico debe permitir someter a los buzos a una terapia de inhalación de oxígeno a altas dosis por períodos cortos y bajo presión dentro de una cámara completamente presurizada, nivelando con ello la presión producida por las labores realizadas bajo el mar; siendo útil también para complementar otros tratamientos médicos.
Pero la inoperatividad del equipo existente al interior del nosocomio porteño además dio paso a la realización de un sumario administrativo desde el Servicio de Salud a petición de Contraloría, que precisamente pretende detectar los errores cometidos en el proceso de licitación y la imposibilidad de poner en marcha la cámara de hiperbárica.
EL GREMIO EXIGE SOLUCIONES. Durante este año ya son 16 los accidentes de descompresión sufridos por buzos mariscadores en la región de Coquimbo, y la nula posibilidad de recibir un tratamiento oportuno mantienen en alerta al gremio coquimbano que decidió alzar la voz para exigir a las autoridades cumplir con los compromisos pactados, y habilitar de una vez por todas el instrumento hiperbárico.
Al respecto se dialogó con el presidente del Gremio de Buzos Mariscadores de la Caleta de Pescadores de Coquimbo Jaime Araya, quien aseguró que las autoridades no cumplieron con tener habilitado el equipo en diciembre del año 2015, como fue pactado con los mismos hombres de mar.
“No sabemos cuántos buzos deben morir para que se active un instrumento tan necesario para nosotros en Coquimbo y también para la III región. Exigimos a las autoridades responder y rehabilitar la cámara hiperbárica que desde que se compró nunca funcionó y jamás se ha dado una explicación concreta, y menos solucionar esta situación”, manifestó Jaime Araya.
El presidente del gremio de buzos mariscadores de Coquimbo también reconoció que los accidentes de descompresión en gran parte se deben a las irresponsabilidades de los mismos buceadores, y sostuvo que “se deben respetar las normas básicas para desarrollar la actividad de forma correcta considerando el esfuerzo físico que se realiza. Pero también debe existir el equipamiento médico necesario ante la emergencia considerando la inversión que se hizo hace 5 años sin ver sus frutos”, concluyó Araya.
AUTORIDAD MARÍTIMA. El último accidente de descompresión ocurrió en Tongoy y desde la capitanía puerto de la localidad coquimbana concuerdan con los hombres de mar en la importancia de contar con la habilitación de la cámara hiperbárica al interior del principal recinto asistencial de la región. Dando a conocer también normas generales que deben ser respetadas por quienes practiquen buceo y la función desarrollada por el citado instrumento clínico.
“La cámara hiperbárica iguala la presión que tenía la persona al momento de bucear, para luego conseguir que las burbujas de nitrógeno acumuladas salgan del cuerpo y provoquen alguna complicación médica que lo pueda dejar inválido, o causarle la muerte en caso de alojarse en el cerebro”, señaló el capitán de puerto de Tongoy Marcelo González.
La autoridad marítima detalló que el tiempo de atención médica de una persona con “mal de presión” debe ser a la brevedad, y que “debido a que la distancia entre Coquimbo y Viña del Mar es de 5 horas, lo ideal es contar con una cámara hiperbárica en la zona y permitir a los buzos recuperarse en la mayor brevedad posible”, precisó.
El capitán de puerto de Tongoy Marcelo González también aseguró que el área de los Vilos posee la mayor ocurrencia de accidentes de descompresión, y llamó a cumplir normas básicas para practicar el buceo. Tales como planificar la inmersión según la profundidad y tiempo de buceo establecido, y respetando la velocidad de descenso y ascenso.
Además, es primordial chequear el equipo de buceo, y que el buzo se realice controles médicos exigidos por la Armada.
SOLUCIÓN EN CURSO. Ante las exigencias del gremio de buzos mariscadores de Coquimbo, fue el director del Servicio de Salud Ernesto Jorquera quien salió a responder e informar que existe un proyecto para la puesta en funcionamiento de la cámara hiperbárica, y que requiere de más de $100 millones para ser implementado.
Proceso que se detuvo durante el año 2015 a causa de los daños que sufrió el hospital de Coquimbo tras el terremoto y la obligación de redestinar recursos para enfrentar la normalización del recinto. “Ya tenemos el proyecto para poner la cámara hiperbárica en funcionamiento, pero tenemos que cotejarlo con las normas técnicas para habilitar este equipo, en lo cual, está trabajando del Ministerio de Salud. En términos de preocupación, a partir de enero del próximo año nos podríamos encargar de habilitar la cámara de descompresión”, aseveró Jorquera.
En relación a las inversiones requeridas para habilitar la cámara hiperbárica el director del Servicio de Salud afirmó que se proyectan entre los 100 y 120 millones de pesos. “Nosotros somos los primeros en lamentar que la cámara de descompresión no esté operativa y esperábamos solucionar ello durante este año, pero las contingencias no lo permitieron”, finalizó. 4801i