El 13 de agosto de 1979, pasada la medianoche, un grupo de agentes de la Central Nacional de Inteligencia (CNI) irrumpe violentamente en la propiedad del comerciante Daniel Acuña Sepúlveda (69), ubicada en la Parcela 222 Lo Acuña, Colonia de Peñuelas en Coquimbo. El gobierno militar que lideraba Augusto Pinochet Ugarte acababa de ganar un plebiscito en enero de 1978 donde se colocaba entre el Sí y el No el cuestionamiento de ONU respecto a que en Chile se violaban los derechos humanos. Cuando todos pensaban que las ejecuciones terminarían, en la zona se produce un hecho cruento.
La patrulla militar integrada por el capitán de Ejército Patricio Vicente Padilla Villén e integrada por el teniente de Carabineros Rodolfo Aranda Jeldres; el sargento de Carabineros Rigoberto Alejandro Gallardo Trujillo y el cabo segundo de Ejército Gustavo Adolfo Camilo Ahumada ataca el domicilio de Daniel Acuña con elementos explosivos y disparó al hijo del dueño de casa, Roberto Acuña, quien logra huir del lugar. Pero lo que ocurrió después fue simplemente macabro. Los agentes ingresan a la vivienda y acribillan en un clóset a Daniel Acuña quien se habría refugiado en este lugar para salvar su vida. Posteriormente, su cuerpo es conducido al dormitorio del inmueble donde se activa un explosivo instalado bajo su cuerpo que destroza su cráneo y abdomen. Luego los militares destrozan el interior y se apoderan de una serie de elementos. Este dramático relato forma parte del Libro “El Caso Acuña. Violencia y Represión Política en la Región de Coquimbo 1973 - 1990. Apuntes Para una historia local”, de Celso López San Francisco, Óscar Marín San Martín, Jaime Prea Gómez y Jorge Salamanca.
En el mes de febrero fue presentado con éxito en la Feria del Libro de La Serena y recientemente se lanzó oficialmente en el Centro Cultural Palace de Coquimbo.
El trabajo impacta, sobre todo porque si bien a nivel político se conocían los alcances de la muerte, la población lo recuerda como un caso policial donde una persona se autoeliminó con explosivos. Así por lo menos se intentó hacer aparecer en la prensa de la época. Es por ello que los autores quisieron ahondar en el caso y sobre desclasificar los archivos de la Vicaría de la Solidaridad donde aparecen los relatos y el contexto.
Acuña no era cualquier persona. Se trataba de un antiguo funcionario público y reconocido militante del entonces proscrito Partido Socialista de Chile.
El comunicado oficial de la Intendencia Regional estableció que Acuña había fallecido “manipulando un explosivo, luego de atacar a Carabineros que allanaban su vivienda”.
Al ser la víctima el secretario regional del PS, la acción de Carabineros se habría enmarcado en la búsqueda del líder mirista Andrés Pascal Allende. Igualmente se sostiene que en la parcela se encontraron explosivos y material de propaganda marxista y se presume que en dicho lugar se elaboraron las bombas que dos meses antes habían hecho explosión cerca de la Intendencia Regional, en la plazoleta San Francisco y en la Universidad Técnica de Estado.
IMPACTO EDITORIAL
Celso López reconoce que al interior del Partido Socialista es un tema que siempre estuvo presente, “pero nunca se había indagado más”. De hecho, reconocen que tras el lanzamiento del libro mucha gente se le ha acercado para decirle que había conocido a Acuña o había estado con este líder del socialismo. De la misma forma plantean que las personas que no están ligadas a una colectividad igualmente manifestaban que se recordaban del caso que marcó el final de la década de los ’70, una época cuando el Gobierno Militar actuaba con fuerza.
López admite que tras la tesis que hizo para su licenciatura si bien no abarcaron el periodo del PS en dictadura, sí quedaron con material. Pero lo que más le llamó la atención fue un panfleto que se lo facilitó un sobrino nieto de Acuña y concordaron con un grupo de amigos que había que hacer algo. Primero pensaron más que en un libro, en un proyecto audiovisual. “En la primera recopilación nos dimos cuenta que había mucha información. La Vicaría acababa de liberar sus documentos en digital y de ahí fue más fácil”.
Fue el punto de partida. Pero no el único paso clave. A través de Jorge Salamanca, también coautor del trabajo, se contactaron con los protagonistas. Él había tenido un papel clave al interior del PS en la zona en el periodo anterior al asesinato de Acuña. “Por tanto nos comenzó a proveer de nombres y contactos y ahí fuimos armándolo”.
Entre los testimonios importantes estuvo el abogado Pedro Escandón y una sobrina del propio Acuña, que después de 20 años se trasladó a vivir a La Serena. “Nos entregó material gráfico. Se dio una serie de elementos muy positivos. Tenemos la sensación de que Daniel quería que escribiéramos un libro”.
Incluso, por cosas del destino, coincidieron con una persona que había hecho una pasantía en la Corte de Apelaciones de La Serena en Derechos Humanos y le comentó que habían reabierto el caso Acuña. “Encontraron los archivos que estuvieron perdidos por más de un cuarto de siglo, por lo que se dieron todas las condiciones. Insisto, como que Acuña quería que escribiéramos y contáramos esta historia”.
EN BUSCA DE LA VERDAD
La apuesta con el libro es junto con refrescar la memoria histórica, lograr que exista un mayor esfuerzo por conocer la verdad y avanzar con mayor celeridad. Recordó que en septiembre del 2012 se logró procesar a un miembro de una patrulla que estuvo involucrado en el caso en su calidad de autor de homicidio calificado contra Daniel Acuña y con eso se liberó algo de información. “El tema es que como está en la justicia antigua se encuentra bajo secreto de sumario por lo que no hemos tenido acceso al archivo total, sino que sólo parcial, pero que sí entrega muchas luces”-
También admitió que hay aristas pendientes con la temática esotérica de Acuña.
LAS MÚLTIPLES FACETAS
Salamanca sostiene que un elemento que guió el trabajo es el rescate de las múltiples facetas de Acuña. Él conoce su historia de cerca. Tenía 23 años y Acuña más de 60 cuando tuvo la oportunidad de hacer contacto político con él en plena dictadura. “Clandestino, por cierto, y me tocó incorporarlo al trabajo político en la zona. Le hicimos la invitación cuando todo el mundo se corría, porque había puro riesgo. No había nada que ganar, al contrario, mucha gente quedó en el camino. Sabía de su postulación a regidor y vida política, pero muy a distancia y cuando uno hacía contacto, no se tocaban temas personales y ahora, 35 años después, descubrimos un personaje de una riqueza enorme. Por ejemplo, un músico aficionado”.
En este sentido igualmente se están investigando unas partituras que se encontraron y que están resguardadas en la Biblioteca Nacional. “Esas son facetas interesantes, también escribía. En el momento de su muerte estaba redactando una historia de la juventud socialista, no sabemos qué pasó luego del saqueo que se hizo en su casa. Además de esto del violín hay que decir que quienes estuvimos en su casa nos tocó melodías de piano, por lo tanto con la perspectiva del tiempo, uno descubre una persona con la cual tuvo contacto y que era de una enorme riqueza en todo aspecto: Medium, músico aficionado, viajero y buscador de tesoros, por lo que la idea de humanizar a este personaje era hacerlo en esta tragedia tan sórdida y ponerlo frente a su actitud heroica de incorporarse al trabajo político cuando la gente no lo hacía. Se dedica a eso, pero le cuesta la vida de una manera muy bárbara por lo demás y eso para nosotros ha sido muy emotivo”. En todo caso, Salamanca asegura que no se debe perder de vista que se trata de un crimen de lesa humanidad, “por lo tanto no es una muerte cualquiera. Es inamnistiable e imprescriptible”.
¿MODELO DEFINIDO?
Salamanca igualmente sostiene que están los hechos comunicacionales que le llamaron la atención. “Las versiones un poco estándares de crímenes distintos, pero como hipótesis, presumimos, pueden haber sido ejecutados por la misma mano, porque fue el mismo método y a lo mejor las mismas personas, pero en dos momentos diferentes y por coincidencia uno de los asesinados en San Juan (caso Miristas) fue mi compañero en el Liceo Gregorio Cordovez”, agrega.
López sostiene que la muerte de Acuña se da en el marco del quiebre del PS a nivel internacional. “Fue en el mismo periodo que Acuña había sido nombrado dirigente regional”.
Jaime Prea destaca que la importancia del libro se centra en que posee miradas distintas de los autores del libro. “Eso le da una riqueza porque son perspectivas diferentes y el gran valor está en que es un estudio de caso y además te sitúa en el contexto de lo que pasó en la región”.
Si bien Prea había investigado sobre los ejecutados de la Caravana de la Muerte en la zona (De Pronto la Muerte), siempre le rondó la inquietud de lo que había pasado con el resto de las personas que perdieron la vida en la Región de Coquimbo durante el Gobierno Militar. “Me parecía que ahí había historias que merecían ser contadas. Los temas de memoria son muy importantes, pero creo que aún no se ha asumido socialmente”.
PENSANDO EN EL FUTURO
Oscar Marín San Martín cree que este tipo de libros es una buena forma de reconstruir la historia, “En Santiago está el Museo de la Memoria, pero no está el Museo de la Historia y ahí comienza la discusión respecto a la importancia de la memoria para reconstruir la historia. Este trabajo es interesante para las siguientes generaciones y es una puerta abierta para que se comience a trabajar en casos similares”.
Destaca que se apuntó en la fineza de construir una historia, “que por largo tiempo ha sido general y generada de los grandes relatos, de los líderes, generales, pero qué pasa con esos dirigentes, que estuvieron en gran parte en la construcción de un ideal, pero con suerte están en un pie de página”.