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Expertos aseguran que en una situación como la actual, donde las personas deben quedarse en sus casas de manera total o parcial, pueden desencadenarse graves trastornos a la salud mental. Desde insomnio, cuadros depresivos, ansiedad hasta la violencia intrafamiliar van las consecuencias del encierro en el contexto de una pandemia. Sin embargo, todo esto se puede minimizar realizando actividades, manteniendo una rutina, pero siempre buscando espacios para la recreación.

“Todo tipo de sensaciones se pueden intensificar, y lo peligroso es cuando esas sensaciones son negativas”. Con esta frase, la psicóloga de la Universidad Católica del Norte, Marisol Urrutia analiza la situación que están viviendo quienes hoy, de manera voluntario u obligatoria se encuentran realizando cuarentena debido a la pandemia global del Covid-19, que está causando estragos en el mundo. 

Chile no es la excepción, y la Región de Coquimbo tampoco. Aquí, pese a que no existe una obligatoriedad, las restricciones son cada vez más extremas, sobre todo durante  este fin de semana santa, donde, en resumidas cuentas la Resolución Exenta emitida por el Jefe de Defensa Nacional Pablo Onetto prohibió la circulación de personas salvo en determinadas excepciones. ¿Cómo vivir esta experiencia que escapa a toda norma? Por supuesto, no hay recetas únicas ni mucho menos infalibles, sobre todo porque los alcances del coronavirus todavía son inciertos y en el peor de los escenarios, aterradores. 

Teorías y prácticas

Cierto, no se puede comparar lo que está ocurriendo hoy con ninguna otra experiencia que haya vivido la humanidad en la historia reciente, pero en términos generales, los especialistas intentan buscar la mejor manera de vivir estos encierros y largos periodos de aislamiento social. 

Se sabe que en estos lapsos son frecuentes reacciones de estrés, ansiedad, irritabilidad, nerviosismo, confusión, miedo, y hasta culpa. En algunos casos, esto puede llevar a insomnio, dificultades de concentración, pérdida de eficacia en todo tipo de labor y, a largo plazo, síntomas de depresión y estrés postraumático, aunque, según clarifica la profesional Marisol Urrutia, todo va a depender de cada individuo.

“Creo que si bien hay parámetros comunes, las reacciones que finalmente se den van a depender de las realidades individuales internamente de cada persona, y de sus factores externos, es decir, del lugar en donde viva y pase esta cuarentena”, explica, enfatizando en que no tendrán los mismos efectos quienes vivan en lugares amplios, donde puedan tener espacios para desenvolverse y realizar actividad física, en relación a otros que deben habitar y compartir viviendas muchos más estrechas. “Evidentemente que el estrés en estos últimos casos puede ser peor, pero insisto. Sigue siendo un tema individual”. 

La adaptación

Urrutia enfatiza en que una de las claves para sobrellevar estos momentos, es la capacidad de adaptación, ya que “la pandemia ha revestido un cambio vital radical en nuestros hábitos y costumbres y nos exige readaptar el que es uno de nuestros principales recursos: el apoyo social o las relaciones con otros. Así que habrá desajustes, porque ya no tenemos esa posibilidad, la de relacionarnos con otros. Entonces, mientras más capaces seamos de aceptar la realidad y adecuarnos a ella, menor será el impacto que tenga esto en nuestra vida, ahora y en el futuro”, expresó la psicóloga. 

Problemas anteriores

Desde luego que las personas que tengan problemas psicológicos o psiquiátricos desde antes, serán más propensos a reaccionar de manera negativa al encierro. “Dentro de los factores individuales que te menciono también están las patologías que se puedan presentar con anterioridad, para alguien que es obsesivo compulsivo, por ejemplo, le afectará mucho que le cambien la rutina, y también quienes tengan enfermedades de base como depresión, estarán más irritables porque van percibir el entorno como amenazante”, puntualiza, agregando que a esto se suma que el estrés al que nos estamos enfrentando, “es un estrés sostenido, que se viene extendiendo y que nos llena de incertidumbre”. 

Los niños, un grupo sensible

Los pequeños son uno de los grupos más afectados por el estrés, y quienes han debido cambiar su rutina diametralmente. Cuando deberían estar en sus colegios con sus compañeros, aprendiendo en pleno periodo de crecimiento, se les vino la pandemia que obligó a suspender las clases. Ahora, la mayoría está en modalidad online, y al no poder salir de sus casas, buena parte se ha aferrado a los juegos virtuales, lo que también le cambió el panorama a algunos padres.

“Muchos papás han basado la crianza de sus pequeños en que estén la menor parte del tiempo frente a los computadores, y ahora nos vemos enfrentados a esta necesidad y yo creo que es muy relevante ahí que la familia esté al lado acompañándolos en nuevas rutinas, que no necesariamente implique que estén solos frente a una pantalla. Sabemos que nadie tiene mucho tiempo, pero las familias tienen que hacer un corte, y estar con los niños. Esto, también les va a permitir a los padres generar una rutina que también les va a servir a ellos”, precisó.  

Signos progresivos

El psicólogo de la Universidad Central Rodrigo Torres, pone el acento en que a medida que van transcurriendo los días desde que se conoció el primer contagio en el país, el 3 de marzo, el nivel de estrés va aumentando, incluso cuando las personas no estaban haciendo cuarentena, pero claro, ya teniendo que estar en casa debido al aumento de los controles puede llevar al colapso de los individuos. “Los tres o cuatro primeros días de estancia domiciliaria pueden ser fáciles. Pero los siguientes días comenzarán a producirse una serie de pensamientos que serán duros de aguantar psicológicamente”, indicó. 

Al igual que Urrutia, el profesional sostuvo que se trataba de procesos individuales, y que el cómo se logre sobrellevar estará íntimamente relacionado con el entorno en el que se vive. “El tener una casa y no un departamento, por ejemplo, va a marcar la diferencia, porque los departamentos no tienen patios. Teniendo un jardín o un espacio al aire libre te permite que esto sea más placentero de alguna manera”, expresó. 

En esa línea, sostuvo que el tema social era fundamental, y que inevitablemente las personas de menos recursos, son los que tienen menores posibilidades de superar la cuarentena en un estado mental óptimo. “Donde hay hacinamiento, donde hay casas en donde duermen tres personas en una pieza o hasta cuatro, el colapso mental que pueden llegar a tener en su momento sería muy grande. Ahora, hay que tener en cuenta también que muchas veces, estas personas de menos recursos tienen una mejor capacidad de adaptación que los que están acostumbrados a la comodidad”, aseveró. 

Agregó que estamos pasando una etapa en la que se está rompiendo la “fase de resistencia” en la que todavía podíamos controlar los niveles de ansiedad. “Primero uno ocupa los recursos que tiene y aguanta bien, pero después viene el agotamiento, y esos mismos recursos no se pueden utilizar, porque no están, no los podemos encontrar dentro de nosotros”, precisó. 

¿Secuelas?

Rodrigo Torres no se aventura a hablar de secuelas cuando todavía estamos lejos de saber cuándo va a parar todo esto, pero sí afirma que en el mediano plazo, en estados de aislamiento social, lo más probable es que comiencen los trastornos del sueño e incluso malestares físicos. Pero, ¿qué hacer para contrarrestar todo esto? En lo que coinciden los profesionales es que lo más importante es llevar una rutina diaria bien establecida, en la que se incluyan actividades que sirvan para distraerse de la cotidianeidad y olvidar un poco lo que sucede en el mundo.

“Es bueno estar informado, pero no sobre informado, porque aquello lleva a un estrés innecesario y genera más ansiedad. La idea es hacer cosas distintas en algún momento del día también, pero mantener una rutina de levantarse a una hora determinada, tomar desayuno, realizar una tarea cotidiana. No dejar tantos espacios vacíos que nos hagan pensar más de lo necesario, frente a algo que no está en nuestras manos resolver. La única forma que tenemos de aportar, es quedándonos en casa”, aseveró. 

La violencia intrafamiliar

Las situaciones de violencia pueden ir apareciendo en estos contextos, y la que tiene que ver con la violencia intrafamiliar ha sido una de las preocupaciones, ya que los llamados al fono orientación de SernamEG (1455) han aumentado durante esta emergencia sanitaria. 

Según las estadísticas nacionales, el fono tuvo un aumento de 70 por ciento durante el último fin de semana de marzo. A eso, se le suma que según la experiencia Internacional y estudios encargados por el ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, en períodos de cuarentena las mujeres pueden verse expuestas a más situaciones de violencia.

A nivel regional también ha existido un aumento en los llamados a este número durante marzo en relación a los que existieron durante enero y febrero, llegando a un incremento de un 125% más en las consultas por parte de mujeres. Ante esto, Ivón Guerra, Seremi de la Mujer y Equidad de Género, realizó un llamado a que se continúe utilizando esta herramienta, y sobre todo, que se realicen las denuncias. “Es súper importante que las mujeres tomen acciones, y llamar para pedir orientación ya es un paso. Si en ese llamado nuestro personal detecta que la mujer está en un riesgo latente, nosotros activamos un protocolo con Carabineros, porque nuestra meta es erradicar la violencia doméstica de manera total, y en esta situación por las condiciones que se generan en el encierro y la cuarentena las mujeres están más expuestas a sufrir violencia por parte de sus parejas, por eso que insisto, hagan las denuncias de inmediato”, indicó Guerra. 

Menos denuncias

Más allá de los llamados al fono del SernamEG, desde Carabineros el general Jorge Tobar, Jefe de la IV Zona policial, precisó que las denuncias concretas han tenido una baja este año en relación a la misma fecha en el 2019. “Los indicadores nuestros, que tienen que ver netamente con las denuncias dicen que se ha disminuido en cuanto a la violencia intrafamiliar respecto al año anterior. Eso es lo que nos describen los indicadores, que hay que recordar, son sólo números y se tienen que analizar”, expresó. 

Tobar, al igual que los especialistas, enfatizó en que efectivamente el aislamiento y el no salir de casa puede tener un impacto negativo en las personas, pero “es la única forma de evitar que esto se propague. Desde luego que nosotros, además de todos los planes que tenemos para esta semana Santa y durante toda esta emergencia mantendremos un servicio activo en el tema de la violencia intrafamiliar porque entendemos que esto se puede llegar a dar”, finalizó. 

 

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