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El Día
Enfermeros, paramédicos, conductores y telefonistas han adecuado sus ritmos de trabajo, a raíz de la contingencia de salud que vive la región de Coquimbo y el país.

Hace un par de semanas atrás, el equipo del SAMU de la región de Coquimbo comprobó el cómo la ciudadanía respetó la recomendación de confinamiento en las casas. Existió un período en que hubo menos accidentes del tránsito y cuando se requería a una ambulancia, ésta llegaba en forma más rápida al lugar porque no se encontraba con “tacos” en su camino. Las vías estaban despejadas. 

Por estos días, sin embargo, se vive una “normalidad” a pesar de que seguimos en los llamados tiempos de la pandemia, situación que ya fue alertada por el SAMU, donde se respira el pálpito de la salud de nuestros habitantes, especialmente de aquellos que requieren de una atención de emergencia o son llamados pacientes críticos.  

El SAMU cumple una labor fundamental en la red asistencial al brindar la primera atención de salud al usuario, aquella más crítica, que significa el poder salvar la vida de una persona.

Ingrid Olmos Jeldes, enfermera coordinador regional del departamento de Emergencia y Desastres del SAMU, explica que en el centro regulador regional (ubicado en avenida Balmaceda N°2124, en La Serena) se reciben todas las llamadas al fono 131 de la región de Coquimbo. La cobertura comienza en la comuna de La Higuera, por el norte y se extiende hasta el balneario de Pichidangui, por el sur. 

Es una labor de 24 horas al día y que se desarrolla por los 365 días del año. En el SAMU, no se conocen de fin de semanas o de días feriados, porque los funcionarios -quienes tienen una alta vocación de servicio- saben que las emergencias se pueden producir a cualquier hora del día y que la jornada se puede prolongar hasta que la emergencia se extinga. 

En la región, el SAMU mantiene cinco bases:  La Serena, Coquimbo, Ovalle, Illapel y Los Vilos. En las ciudades donde no existe una base SAMU es posible despachar alguna ambulancia de los recintos de salud de las comunas, la mayoría de las veces, de los hospitales locales. 

En total, existen quince ambulancias y sus correspondientes equipos, listas para acudir a  cualquier lugar donde la emergencia lo requiera.

El equipo SAMU realiza lo que se llama la atención prehospitalaria y los traslados críticos. Ingrid Olmos Jeldes detalla que “todo lo que pase fuera de un hospital o de un establecimiento de salud lo hace el SAMU. También efectuamos los traslados de pacientes críticos (que estén en riesgo vital) y otros pacientes de la red hospitalaria, intercomunales, por ejemplo, cuando se necesita”. 

Los tiempos de pandemia en que vivimos han modificado los sistemas de trabajo del equipo SAMU regional. “Al igual que la totalidad de los funcionarios de la red hospitalaria, nos estamos cuidando mucho porque tenemos que cuidar a la gente. Nuestros protocolos han cambiado en el sentido que para nosotros todos los pacientes son potenciales portadores de COVID por lo tanto para salir a atenderlos tenemos que prepararnos, vamos con medidas de protección respiratoria: usamos mascarilla, la antiparras y el delantal”, indica la coordinadora regional.

La llegada de la pandemia no sorprendió al equipo SAMU de la región de Coquimbo que ya desde enero de este año inició las primeras preparaciones para enfrentar lo que estamos viviendo por estos días. “Nos preparamos como red asistencial, pensando en cómo iba a hacer esto, pero yo creo que ninguno de nosotros pensábamos que iba a ser una pandemia de las dimensiones que tenemos ahora”, comenta la profesional. 

Como equipo SAMU, también han debido trasladar a los pacientes que han llegado desde otras regiones, contagiados con COVID-19 y que han sido derivados a lo que se llamó el hospital de contingencia Covid, en la ciudad de Ovalle. 

Equipo en terreno

El kinesiólogo Pedro Hurtado Pizarro es reanimador de una de las ambulancias de la base de La Serena e inició su carrera profesional de Los Vilos, hace más de dos décadas. “En ese tiempo era un hospital de carretera que atendía a muchos accidentes y nos tocaba hacer mucha intervención”, recuerda. En su trayectoria profesional se fue especializando en el área de la reanimación hasta que en el 2003 ingresó al SAMU.

Acerca del actual contexto, explica que “nuestro trabajo tiene estacionalidades. En invierno, mucha patología respiratoria; en septiembre, patologías cardiovascular y en verano, traumas; pero en este tiempo y además lo que esperamos para este invierno es que sumado a la parte respiratoria común, tendremos el manejo del Covid-19”.

“Este virus nos ha exigido seguir dando la atención de calidad que solemos entregar, sumado al tener las precauciones y el equipamiento para brindar una atención y el evitar que se transmita este virus de una persona a otra, por el riesgo de la letalidad que puede llegar a tener”, agregó.

Acerca de los turnos, en la actualidad, los equipos en terreno del SAMU adoptaron turnos de 24 horas, lo que significa que ingresan a las 8 de la mañana y se concluyen sus funciones a las 8 de la mañana del día siguiente. “Nos quedamos 24 horas en la base, esto con el objetivo de que podamos tener el objetivo de descansar al término de las 24 horas y además no tener exposición al venir frecuentemente al trabajo”, indica. Luego, descansan dos días. 

Desde el teléfono

Johan Pasten López trabaja desde el 2011 en el SAMU, primero como paramédico y en la actualidad como operador telefónico. Acerca de cómo han cambiado los llamados telefónicos en los últimos meses debido a la presencia del virus, cuenta que éstos han aumentado debido a la demanda de más información. “Las personas ven programas en la televisión o leen algo en internet y se sugestionan y llaman porque tienen miedo, diciendo que tienen tal o cual síntoma”, recalca.

Asimismo, otras personas llaman cuando existe un compañero de trabajo o alguien cercano que tiene contagio o la sospecha de contagio.

Cuando se produce este tipo de llamado y para dejar la línea desocupada para priorizar para emergencia, los telefonistas derivan al usuario a uno de los dos profesionales de la salud que operan en lo que se ha llamado el fono Covid y que tienen asiento en la misma base regional.

“Nosotros tenemos que priorizar la atención para los llamadas que son de emergencia, de riesgo vital”, afirma.

Los telefonistas cumplen turnos desde las 8 de la mañana hasta las 20 horas. Al día siguiente ingresan a las 20 horas y se retiran a las 8 de la mañana del día siguiente. Tienen dos días de descanso y de regreso a los turnos. 

Pastén reconoce que ya está adecuado a este ritmo de trabajo. “Comencé a trabajar a los 22 años en el hospital de Coquimbo, apenas salí de mi carrera de técnico en enfermería (...) siempre tratando de mantener mi sistema de sueño y cuidándome. Esto es una vocación y hay que querer la pega”.

 

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