Crédito fotografía: 
El Día
Juan Eduardo Cortés Aguilera (19) fue la única víctima del accidente de tránsito ocurrido la madrugada del 1 de mayo de 2015.

En una plazoleta de la población Mermasol, en La Serena, una animita señala el lugar exacto donde el 1 de mayo del 2015 cayó un automóvil que circulaba por el Puente Fiscal. El accidente dejó como saldo la muerte de Juan Eduardo Cortés Aguilera y ayer su familia organizó un responso en su recuerdo con el objetivo de honrar su memoria y para intentar cerrar la herida que significó conocer que su deceso fue provocado por un conductor que manejaba en estado de ebriedad.

En la actividad religiosa participaron los padres de la víctima, Eduardo Cortés Barrera y Carolina Aguilera, sus hermanos Katherine (28) y Felipe (12), entre otros familiares y amigos.

Eduardo Cortés Barrera relató a El Día que su hijo había asistido a una fiesta invitado por un grupo de amigos y que regresaban a sus casas en Las Compañías cuando se produjo el accidente.  “Seis personas se trasladaban en el auto de sur a norte por el Puente Fiscal, cuando el chofer intentó adelantar en la subida del puente y se encontró con un radiotaxi de frente. Al esquivarlo, él chocó con la cuneta y luego con un pilar, para luego caer desde una altura de 15 metros aproximadamente”, explicó.

Cortes Barrera indicó que producto del fuerte impacto, su hijo -quien estaba de copiloto- falleció en forma instantánea, mientras que los otros ocupantes resultaron con lesiones de carácter leve.

Asegura que tras el accidente, el grupo de amigos cometió una deslealtad: movieron el cadáver de Juan a la posición del conductor para responsabilizarlo por el volcamiento.

“Cuando hace cuatro años llegué al lugar del accidente, Carabineros me dijo que mi hijo era el conductor (...) Yo me fui con esa idea, pero yo sabía que él manejaba bien y que tenía todos sus documentos al día (...) después, cuando lo estaba velando, llegó un teniente de la Siat quien me mostró una foto donde aparecía Juan con el cuerpo hacia el volante, pero los pies como copiloto”, contó.

Tras la investigación de los peritos y tal como se estableció en la justicia, el conductor fue individualizado como Sebastián Pérez. “Cuando él fue detenido, a las 4 de la tarde del 1 de mayo del 2015, ya no tenía evidencias de alcohol”, precisó.

Tras un juicio que se extendió por de cuatro años y ocho meses, se estableció como condena para el conductor la caducidad  perpetúa, tres años de firma mensual y una multa a favor del Estado.

Fancy Álvarez, tía del joven fallecido, afirmó que “uno queda con la sensación de que no se hizo justicia en este caso. Hubo una muerte, la pérdida de un ser querido y al conductor sólo le quitaron la licencia de por vida. Hay que pensar que fue un ser humano el que mató”.

El Chepe

 

Juan Eduardo Cortés Aguilera tenía sólo 19 años cuando falleció. Era técnico en minería, título conseguido en el liceo Jorge Alessandri de Las Compañías. Consiguió la práctica profesional en la misma empresa de su padre, en la ciudad de El Salvador, y luego por méritos propios se quedó trabajando en el lugar.

Durante los días del accidente, Juan estaba de “bajada” y el mismo 1 de mayo participaría en una celebración familiar con motivo del día del trabajo.

Pese a su juventud, el “Chepe” -como era conocido entre sus amigos- ya era padre de los gemelos Sebastián y Gonzalo y de Isidora, quien tenía solo 16 días de nacida cuando él falleció.

Aficionado a la música, tenía acondicionado un estudio de grabación en la casa de sus padres en Las Compañías. La pasión musical fue el motivo por el cual fue invitado a la fiesta, de la cual nunca regresó a casa.

Lecciones

“Es difícil sacar lecciones de este tipo de situaciones, pero creo que debo decir que no se debe conducir con alcohol porque éste lleva a reaccionar de otra forma, a tomar riesgos: se maneja más rápido, sin importar si hay un disco pare u otra señalización en el camino”, reflexionó Eduardo, quien reconoce que tras el accidente ocurrido el sábado 27 en el puente Vicente Zorrilla, los recuerdo de la muerte de su hijo renacieron. “Quien conduce no debe haber tomado nada, absolutamente nada de alcohol”.

 

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