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Un llamado a reflexionar, orar y escuchar a las autoridades para frenar el virus, así como un saludo a todos los trabajadores en su día fue el que realizó el Padre Guillermo López, Sacerdote del Arzobispado de La Serena que hoy se encuentra jubilado y con varias patologías de alta complejidad pero celebrando sus 29 años como sacerdote y quiso entregar su mensaje a través de Diario El Día.

Con todos los cuidados necesarios por su delicada salud el Padre Guillermo López no quiso estar ausente en momentos complejos y a través de Diario El Día entregó su mensaje por lo que está ocurriendo, una reflexión que quiso compartir tras cumplir 29 años de sacerdocio el pasado domingo 26 de abril.

“Yo los invito a pedir al Señor, al Santo Padre para no perder la esperanza, pedirle al Señor que nos sane de esta pandemia para que volvamos a la normalidad de la vida, pero sin cansarse y orar, todos los días” indicó.

“A los jóvenes les digo, ya pues ¿cuál es el proyecto de vida que hay ahora con este nuevo estilo de vida que hemos adquirido? ¿habrá que seguir destruyendo, haciendo tira las cosas? Yo creo que no, es tiempo de construir,  construir un estilo de vida nueva respetando las indicaciones que están dando los diferentes ministerios, como el de Salud. Si queremos que esto no siga avanzando seamos obedientes”.

Una celebración que tuvo que realizar en su hogar producto de la pandemia y con sus más cercanos, donde aprovechó la ocasión para orar y pedir por lo que está pasando.

“Yo pensaba celebrar mi aniversario como lo hice a los 25 años de sacerdocio en la Catedral de La Serena cuando hice el llamado y se llenó la Catedral con más de 200 personas”. 

Son 29 años desde que fue ordenado como sacerdote pero con toda una vida de servicio al Señor, ya que desde sus 8 años comenzó en la Iglesia Católica como acólito en las misas y de ahí no ha parado.

“El Señor me dio la opción entre familia y vida sacerdotal y yo preferí la vida sacerdotal”.

Un hombre lleno de anécdotas que se caracterizó por su cercanía con la gente, las misiones y el trabajo con la comunidad, participando de importantes proyectos y en el proceso de reconstrucción de Combarbalá y Punitaqui tras el terremoto de 1997.

Hoy está jubilado y “bien aporreado” confesó. Asegura que Dios no ha querido llevárselo aun pese a las caídas que ha tenido en su hogar, tiene varias enfermedades, diabetes, hipertensión y hace unos años quedó ciego. Es cuidado por una asistente en enfermería que vive con él y se preocupa de sus cuidados y alimentación diaria, especialmente en las noches que requiere de oxígeno.

“Ahora a través de whatsapp estoy enviando mensajes de fe, de esperanza y de lucha porque hoy día tenemos un virus que ha provocado un caos en nuestro estilo de vida, hay gente con depresión, gente cesante con problemas económicos, personas que se están muriendo, entonces yo los invito a todos a escuchar lo que nos dicen las autoridades para no seguir aumentando las cifras y que podamos frenar el avance de este virus”.

Además, aprovechó la instancia para saludar a todos los trabajadores, “quiero saludar a todos los trabajadores de Chile, a todos, sea cualquiera sea la tarea que tengan que hacer, saludar y bendecirlos, que San José Obrero, patrono de los trabajadores siempre los acompañe en sus labores”. 

 

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