Un día normal en el bar Nuevo Peregrino, ubicado en calle Cordovez #765 en la ciudad de La Serena comenzaba a eso de las 09: 00 de la mañana y finalizaba a las 23: 00 horas de lunes a miércoles y a las 03: 00 de la madrugada los jueves, viernes y sábado. Un panorama que cambió radicalmente desde el mes de marzo, cuando se decretó, debido al estado de emergencia por la pandemia de covid-19, toque de queda desde las 22: 00 horas.
Se acabaron las noches de música en vivo, las presentaciones de artistas regionales y el bar lleno. Así lo explica Osvaldo Espejo, dueño de “El Nuevo Peregrino”. A pesar de esto intentaron buscar nuevas alternativas para salir adelante y una de ellas fue la comida al paso, “es un pequeño local que se atiende a la gente al paso. Nadie puede entrar ni comer adentro, solo comprar y llevársela a sus hogares”, remarca.
La misma realidad es la que se vive en el Restaurante Santorini, ubicado en la Avenida del Mar. Actualmente atiende con sus puertas cerradas, pero realizando delivery y retiro en el local. Sumado a esto, de 25 trabajadores hoy solo hay 3. Constanza Fernández, administradora del local, explica que tuvieron que generar una carta nueva de productos, “tenemos que enviar regalos a los clientes cada vez que compran, porque no se justifica pagar lo mismo como si estuviesen consumiendo en el local, tuvimos que reducir precios y realizar promociones”, aclara.
Nueva forma de subsistir
No solo una reducción de precios, sino que también un cambio en el horario y días de atención. Estas fueron unas de las medidas que tuvieron que adoptar desde el restaurante Santorini para poder seguir trabajando. Una labor que, admiten, simplemente cubre lo mínimo. “Lo que se hace hoy en el restorán no alcanza para nada más que no sea costear las imposiciones, el IVA y todo lo que nos corresponde pagar ya sea que el restorán esté funcionando o no”. Por lo que Constanza Fernández explica que seguir funcionando no es “para hacerse millonarios, es para subsistir”.
Alternativa bendita
En el caso de “El Nuevo Peregrino”, además del local de comida al paso, tuvieron que especializarse en un rubro diferente, esto mientras dure los efectos de la pandemia. Se trata de la venta de agua embotellada en bidones de 10 y 20 litros, a través del nombre “agua purificada el Nuevo Peregrino”. En este sentido Osvaldo Espejo asegura que les ha ido bien y que han tenido el apoyo de su clientela. “Nos damos a conocer por redes sociales. Nuestro espacio daba muchas oportunidades, ya sea a los músicos, poetas, escritores y ahora nos están devolviendo la mano en preferirnos”.
Bajo apoyo
Si bien ambos locales han logrado de alguna forma salir adelante, recalcan que esta reinvención ha sido por la necesidad de sobrevivir. En este sentido enfatizan que el apoyo que el Gobierno ha estado entregando a los emprendedores a ellos no los ha beneficiado.
Se trata del Fondo de Garantía para Pequeños Empresarios (FOGAPE), el cual ha sido cuestionado por quienes buscan adjudicárselos, principalmente por la cantidad de requisitos que solicitan. Al respecto, Constanza Fernández es clara, “a nadie se lo han otorgado, piden muchos requisitos y si no los cumplen quedan fuera. En este momento estamos luchando para poder salir adelante”, recalca.
Osvaldo Espejo admite que ha tenido suerte, ya que su arrendatario les bajó el costo del arriendo, pero, aparte de eso, nadie más los ha ayudado, “todos los apoyos que han mencionado no nos llegan, porque somos calificados como sujetos de no crédito. No nos reinventamos por gusto, si no por necesidad”, puntualiza.
Cierre sin retorno
Distinto es el caso de Ayawasi “orgánico y natural”. Ubicado en Pedro Pablo #566, en La Serena era una de las alternativas de comida saludable en la ciudad de La Serena. Luego de 8 años de funcionamiento tuvo que cerrar sus puertas. Quien fue dueño, Daniel Horsky, reconoce a El Día que la crisis comenzó en octubre del 2019 y si bien intentaron reponerse, fue imposible. “El problema se viene arrastrando del año pasado, perdí el negocio a fines de octubre hasta principio de diciembre. En febrero hubo 2 semanas buenas y el miércoles 18 de marzo tuve que cerrar”, recalca con un dejo de frustración.
A pesar que durante un mes se reinventaron a través delivery y retiro en el local, los gastos fueron superiores, “no es rentable y estaba creando una pérdida más”. Daniel ve el futuro sin mucho optimismo, debido a que admite que es difícil que el local tenga una reapertura. “No voy a abrir de nuevo, me fui a quiebra. Hace 8 meses no estoy creando utilidad y ningún restaurante aguanta”, finalizó.