• El eclipse solar, que oscureció varios países de Suramérica este lunes, alcanzó tierra en Chile a las 11.40 de este lunes.
Crédito fotografía: 
Efe
Personas de todas partes del país y del planeta se trasladaron -aún en pandemia- hasta las zonas donde el fenómeno astronómico podría tener un 100% de visibilidad. Sin embargo, la espesa nubosidad y las lluvias intermitentes lo impidieron. Con todo, la emoción que generó el momento en que el cielo se oscureció y se observaron otros efectos relacionados, fue impresionante.

Johana Fernández / Corresponsal en La Araucanía

Un tremendo privilegio. Este lunes, en el cielo de Chile se asomó un eclipse solar total cuando la Luna nueva se interpuso entre el Sol y la Tierra en horas del mediodía, y cubrió completamente la luz de la estrella por espacio de dos minutos, un evento prácticamente igual al que hace 531 días atrás, el 2 de julio de 2019, se registró en la región de Coquimbo y fue disfrutado por cientos de miles de personas.

Aunque el eclipse de este 14 de diciembre se vio parcialmente en varios países de Latinoamérica y otras partes del mundo, en ciertos puntos de Argentina y de Chile se esperaba una visibilidad del 100%.

Específicamente en nuestro país, algunas ciudades de las regiones de La Araucanía, de Los Ríos y del Bíobio como Pucón, Villarrica, Puerto Saavedra, Teodoro Schmidt, Licanray, Panguipulli, Lanco y Mariquina, se convirtieron centros de interés, aún en medio de la pandemia y de las medidas impuestas por las autoridades sanitarias ante el avance del Covid-19.

El Día llegó sin inconvenientes hasta Puerto Saavedra, una comuna costera ubicada a casi 87 kilómetros de la ciudad Temuco, donde se reunieron turistas, científicos, periodistas y lugareños con la esperanza de ser testigos del fenómeno astronómico, que finalmente se vivió de una manera muy diferente, ya que la nubosidad y chubascos constantes impidieron ver el momento exacto en que la luna cubrió el sol.

Pero, la emoción que se sintió al momento en que el día se hizo noche, fue sencillamente única.

“La Muerte del Sol”

En Puerto Saavedra, el 75% de la población es de origen Mapuche y para ellos, los eclipses, -Lai Antü en mapundungun- significan la muerte del sol, lo que generalmente marca el inicio de una nueva etapa (ver página 26).

Así lo ratificó María Angélica Fuentes Díaz, presidenta de la Agrupación de Tejedoras Kom pu newen de Puerto Saavedra.

“Es la muerte del sol, el que nos da la fuerza, por eso tenemos que cuidarnos. Para nosotros es eso, para otras personas puede ser motivo de alegría, y son tantos sentimientos que uno tiene que estar bien no más (…). Esperamos que esto sea algo bueno para nosotros”, expresó.

Sin embargo, la cosmovisión mapuche no intimidó a los turistas que llegaron a esta localidad, -que no tuvo cordones sanitarios la noche previa al evento astronómico, mientras la ocupación en hostales, cabañas y campings estaba a tope-, ni a los que decidieron visitar otros puntos del sur de Chile.

La nubosidad no fue impedimento para que científicos, periodistas, familias y la comunidad entera llegara a La Araucanía para alzar su mirada al cielo para contemplar el eclipse.

La esperanza de poder ver un eclipse

Quienes viajaron al sur para ver el eclipse se enfrentaron a las dudas en medio de la pandemia; si es que tenían que pasar por comunas que aún se encuentran en fase 1 o 2 de la cuarentena, cumplir con los requisitos mínimos para poder movilizarse entre comunas, -como el pasaporte sanitario y un permiso laboral, permiso por motivos médicos o por fallecimiento de un ser querido- e incluso a los reportes meteorológicos que aseguraban un tiempo nada favorable para ver el evento.

Muchos, en medio de expectativas y con el lema “la esperanza es lo último que se pierde”, se lanzaron a la aventura.

Ese fue el caso de María Isabel Cereceda y Gabriel Rodríguez, un matrimonio que se trasladó junto a sus nietos en una casa rodante desde Vallenar hasta Puerto Saavedra, viaje que duró dos días.

“Vivir un eclipse en pandemia es bonito, pero estábamos a la expectativa de poder verlo. Nosotros pudimos ver uno el año pasado en Cachiyuyo (Región de Atacama) y pensamos que tal vez para los nietos era la única oportunidad de ver algo diferente, que no se les va olvidar nunca”, expresó.

 

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