• La Cofradía está a cargo de velar por  el cuidado de las imágenes sagradas.
  • Al interior del Santuario de Sotaquí, la Cofradía realiza su labor durante el año.
  • El comercio es uno de los puntos que preocupa, ya que se dificulta el paso de la procesión.
  • Francisco Macuada, presidente de la Cofradía del Niño Dios de Sotaquí, y Juan Jiménez, miembro de la misma organización.
Crédito fotografía: 
El Ovallino
El grupo que funciona dentro del santuario trabaja constantemente por difundir la devoción,  en detalles del cuidado de la imagen sagrada y también en aspectos que tienen relación con la celebración que este fin de semana llena de religiosidad a nuestra comuna.

Por: Kamila M

El Santuario del Niño Dios de Sotaquí tiene una ardua labor durante todo el año, no sólo durante la Fiesta Grande y la Fiesta Chica. Una de las labores más constantes  y significativas es la que lleva a cabo la llamada Cofradía, la cual trabaja constantemente por la difusión de  la devoción, los detalles del cuidado de la imagen sagrada y también en aspectos de la celebración de este fin de semana.

Francisco Macuada tiene 27 años y es presidente de la Cofradía del Niño Dios de Sotaquí. Desde los 8 que ha ido involucrándose con el santuario.

En el plano de salvaguardar dicha imagen como Cofradía, Macuada narra el proceso que se debe considerar, “existen las camareras, que son las personas encargadas de manipular la imagen porque es una muy antigua y necesita un cuidado único en el sentido de que no se puede mover mucho, no se pueden usar ciertos productos químicos, hay que tener cuidado al manipularla con los anillos, con las cadenas. Entonces se le hace cambio de trajes por lo menos cada tres meses y para las fechas importantes y las festividades del Niño Dios. Se hace ese cambio cada cierto tiempo para no manipular tanto la imagen”.

También esa función contempla la compra de los implementos necesarios, “trajes nuevos, zapatos, cabellera, calcetines. Todo el conjunto que necesita la imagen para que esté apta para el culto”.

Al mismo tiempo Macuada cuenta que como Cofradía, y en conjunto con el actual rector del templo (Padre José Antonio López), se crearon las oraciones propias del santuario, “en donde se reza una vez al mes y participan todas las personas que quieran asistir a ese rezo”.

DESAFÍOS EN LA CELEBRACIÓN. En relación  a la mayor complejidad que tiene la Fiesta del Niño Dios de Sotaquí, opina, “todavía no hemos podido evolucionar en el sentido de que nos vemos muy afectados por el comercio ambulante que llega a la fiesta. Son personas externas que llegan a nuestra región a vender sus productos y arriban de manera agresiva a instalarse a las calles que están dispuestas solamente para la procesión y las actividades que son litúrgicas y religiosas. Es un tema del municipio, en donde aún no se ha podido regularizar esa situación”.

Por el lado de lo religioso, dice que en los últimos 20 años ha habido un crecimiento en cuanto al  número de peregrinos que arriban al santuario, en cuanto en actividades litúrgicas, en organización, pero “estamos al debe con la parte del comercio”.

PARTICULARIDAD MÁS RELEVANTE. En el ámbito de qué es lo que caracteriza a la celebración local manifiesta que,  “lo más importante es que Sotaquí es el único santuario Cristocéntrico en Chile. En todas las otras regiones del país hay muchos santuarios, el más cercano que tenemos es Andacollo, casi la mayoría son dedicados a la Virgen María. Este es uno de los pocos – casi el único- que es dedicado al mismo Jesús”.

VALOR DE LA COMUNIDAD. Desde su óptica como sotaquino, el presidente de la Cofradía asegura que la celebración religiosa está tremendamente posicionada al interior del pueblo en donde se realiza. “Según la mayoría de los comentarios que llegan a nuestros oídos, la Fiesta de Sotaquí es la joya que tiene el pueblo. Sotaquí es conocido a nivel nacional y a nivel mundial por la Fiesta del Niño, la gente se siente muy orgullosa”.

No obstante en ese punto dice que lo que puede molestar, es más bien lo que salta a la luz tras las jornadas, “la gente se ve afectada por la gran cantidad de basura que deja no el peregrino, sino que el comerciante. Esa es la única complicación con la que se ven afectados los vecinos del pueblo. A pesar de eso, en sí la gente está muy contenta con la fiesta, disfrutan mucho, se llena de colorido el pueblo, muchas personas llegan a visitar, aprovechan de vender sus productos, generan sus ingresos”.

De acuerdo a su punto de vista, lo bonito que tiene esta fiesta es que, “hay mucha gente que llega al santuario a dar las gracias, a pedir algún favor o por cualquier razón. Tienen el fin de la fe y eso se mantiene todavía”.

CON MIRAS AL FUTURO. Otro tema que está presente en las proyecciones de la Fiesta del Niño Dios de Sotaquí, tiene que ver con poder implementar todas las facilidades para la mayor comodidad de los peregrinos, sobre todo considerando la cada vez más creciente cantidad de fieles que arriban cada año. “Hemos visto con el párroco que el paltal tiene que sufrir una modificación tremenda. Tenemos la conciencia de que el templo aunque se restaure en su capacidad no da para más de 600 persona y para la Fiesta Grande recibimos más de 120 mil. Entonces el templo en sí ya es muy chico para poder recibir esa cantidad de peregrinos, por lo tanto, se ha visualizado esa modificación en el paltal, el que ya no tiene que ser un huerto, sino que tiene que ser un campo eurcarístico, un campo de oración para poder acoger a mayores cantidades de personas”.

Sumado a lo anterior, Macuada añade que hay que considerar también otros elementos,  “hacer instalaciones de baños, hacer un escenario grande, tener sombra, tener bancas, tener acceso para discapacitados, entre otras cosas. Es un proyecto que se espera hacer en el corto plazo para poder tener esta transformación que necesita el santuario”.

OTRA VISIÓN. Juan Jiménez tenía 8 años de edad cuando empezó a involucrarse en temas del santuario. Hoy a sus 27 continúa colaborando en la organización en diversos aspectos, entre ellos, siendo parte de la Cofradía del Niño Dios de Sotaquí. “Fui acólito, con el tiempo fui aprendiendo mucho más, además soy coordinador general de catequesis”, indica.

Acerca de los cambios y la evolución que ha tenido la fiesta en comparación con antes, declara, “así como hemos avanzado con la Fiesta del Niño Dios, a veces hay tiempo en que ha habido momentos de retroceso pero por distintas administraciones que ha tenido el santuario. Pero hoy en día creemos que hemos mejorado bastante lo que es el cuidado de la imagen y también en la celebración litúrgica propiamente tal del santuario”.

FIELES. El fervor ha cambiado para bien, ya que según  considera, “ha aumentado mucho, hemos tenido muchas visitas también durante todo el año y para la fiesta grande estamos hablando de recibir 100 mil personas y tal vez un poco más. En esta fiesta se ve mucho la fe, la devoción, son peregrinos que vienen en estos días desde todo el país y de países como Brasil y  Argentina”.

EL PROBLEMA DEL COMERCIO. En términos de los inconvenientes que pueden surgir durante los días de celebración, menciona a las ventas en donde transita la procesión,  “hemos luchado mucho para tener la plaza y la calle principal con cero comercio, despejado.  Esa es una gran tarea que tenemos en mente y por cumplir junto con el municipio y Carabineros de Chile. Estamos trabajando en eso, de hecho ahora en la fiesta grande tenemos varios cambios como el cierre de la calle y lo que tiene que ver con ese comercio. Ya hemos tenidos reuniones”. Para él este tema se ha mejorado un poco, sin embargo,  “a veces se olvida y retrocedemos nuevamente”.

Uno de los puntos que motiva las acciones para poder despejar las calles, tiene directa relación con los bailes religiosos, “nosotros como santuario tenemos que dejar libre el acceso para ellos, porque también fueron declarados Patrimonio Inmaterial por la Unesco y debemos tener el resguardo y cuidado para que tengan su espacio de danza”.

En el ámbito de la participación local, Jiménez considera que durante el año la comunidad local de Sotaquí mantiene una participación discreta en cuanto al quehacer del santuario, sin embargo, “en lo que es la Fiesta Grande y  la Fiesta Chica, sí, la comunidad participa mucho”. 

 

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