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Unas semanas en China bastaron para que Diego Vargas se propusiera como meta vivir y concretar su propio negocio en el gigante asiático. Ya son 8 años desde que inició esta aventura y hoy, se siente uno más en este país donde se mezcla la modernidad y las tradiciones.

“Si excavas y sigues excavando puedes llegar a China” es una popular frase de nuestros padres y que se convertía en una aventura para los niños que soñaban con llegar hasta el otro lado del mundo.  Diego Vargas de la Vega (34) era uno de esos pequeños, que tras varios años logró concretarlo, no con una pala, pero sí con mucho esfuerzo, preparándose para dominar el idioma y a este país con su propio emprendimiento.

Nacido en Vicuña,  Diego relata a El Día que su aventura comenzó en el año 2008, en un programa de intercambio cultural de la Universidad Católica del Norte, donde estudiaba ingeniería comercial.

Así, junto a otros 32 estudiantes, en marzo de ese año llegó por tres semanas a la ciudad de Hangzhou, la capital de la Provincia de Zhejiang. Luego continuó mochileando por 14 días y cuando visitó Shangai “me prometí volver a China como sea para aprender el idioma, estudiar, trabajar y aventurarme en la vida de este país”.

Tras su regreso a Chile y una meta definida, terminó sus estudios de ingeniería en Antofagasta, trabajó mientras realizaba su tesis, vendió todo, menos su bicicleta y con sus ahorros viajó rumbo a Hangzhou en febrero del año 2010.

“Mi sueño era dominar el idioma. Lo estudie por 4 años, sabía que no sería fácil y que tomaría tiempo, pero era lo que quería y lo que iba hacer. Mucha práctica y errores es la clave para mejorar y no rendirse. Es frustrante a veces, porque el chino mandarín tiene cuatro tonos y si no pronuncias bien, no se entiende o dices algo completamente distinto”, nos cuenta.

Pero Diego no iba a rendirse y mientras estudiaba el idioma, también obtuvo una beca para realizar un magister en comercio internacional. Su objetivo era claro, desarrollar negocios como un nexo entre Chile y China. En el año 2013, cuando terminó su magister, registró su empresa Nexotrading, formalizando su emprendimiento y que hoy ya tiene oficinas en Hangzhou y en Guanzhou.

UN CIUDADANO MÁS.  En la actualidad, diego es uno más entre los casi 9 millones de habitantes de Hangzhou. Visita proveedores, inspecciona fábricas, embarques y otros detalles de su negocio. Como su trabajo le exige estar conectado con Sudamérica, le falta tiempo, asegura, debido a la diferencia de horarios.

Sus días son todos diferentes, ya que algunas veces debe realizar visitas a otras ciudades. Como la ciudad en que reside es céntrica, no le cuesta moverse por todo el país. Aunque ya ha internalizado gran parte de las rutinas del país asiático, aún no logra acostumbrarse al desayuno en China “que consisten en casi un almuerzo donde puedes encontrar desde arroz frito, fideos, porrige y leche de soya. No cambio una taza de café con las tostadas”, dice.

Aun así,  Diego destaca la rica cultura culinaria al otro lado del mundo y la posibilidad de conocer, en sus ratos libres, lugares con paisajes únicos que todos deberían visitar alguna vez.

“En mi tiempo libre salgo a descubrir la ciudad, siempre hay algo nuevo que ver y visitar. En Hangzhou hay un lago llamado Xihu en el centro de la ciudad, es muy hermoso y conocido. Es un lugar con mucha historia, me queda cerca y es donde salgo con amigos”.

También, por negocios y placer, ha podido conocer y descubrir Asia, recorriendo Hong Kong, Singapur, Malasia, Vietnam, Indonesia y  Tailandia. Recorrió en bicicleta la isla de Taiwán en el 2017 y viajó a Japón para visitar a un grupo de amigos vicuñenses que participaron de un seminario de karate en el 2016. Es que el joven, a pesar de la distancia y las nuevas amistades que ha construido durante estos años, no pierde el contacto con sus amigos de infancia y cada año visita, por varios meses, a su familia en su añorada Vicuña.

MADUREZ Y AGRADECIMIENTO. Tras 8 años viviendo en China, Diego siente que ya conoce a sus habitantes y la forma en que ven y viven la vida. Para él, este país está lejos de esa imagen de ruralidad y pobreza que tenemos en occidente.

“China es un país muy desarrollado en la parte costera donde se agrupa aproximadamente el 70% de la población. Sí es muy caótico en lo que es el tránsito de vehículos, sobre todo en las horas pick como también se ven muchos chinos en las calles o en el metro. Las comidas exóticas solo se comen en ciertos lugares y no es una dieta diaria y los mercados o comercios están todos muy separados, no es como en Chile que uno va al centro y encuentras de todo”, relata a El Día.

Pero también, los chinos se dan el tiempo para mantener sus tradiciones y una cultura de la que se sienten orgullosos y que siempre quieren compartir con el extranjero.

Diego ha crecido y madurado en el gigante asiático, ha fortalecido su emprendimiento y construyó lazos de amistad que le ayudaron a adaptarse, pasar grandes momentos y fortalecer su espíritu ante el dolor. Esto porque hace seis años conoció a Jenny en Hangzhou, quien se transformó en su mejor amiga y que consideraba como una hermana, pero que debió ver partir en noviembre del año pasado, luego que falleciera por una crisis de asma. Pérdida que aún le duele y que trata de sobrellevar con los hermosos recuerdos que esa amistad creó.

A pesar de esto, se siente agradecido de todo lo que ha logrado en un país tan distinto y lejano. “He aprendido mucho de China, tuve la oportunidad de realizar mis sueños, estudiar el idioma, estudiar el magister con una beca que me la gané, registrar mi empresa y abrir oficinas. He conocido a nuevos amigos, he aprendido de la paciencia y las frustraciones, penas y alegrías. En lo laboral aprendí de los mercados e industrias y, en lo personal, creo que sigo siendo la misma persona de siempre, solo que mis ojos han visto algo más y trato de compartir mis experiencias con otros”.

Pese a  que Diego ha consolidado su negocio con un trabajo  intenso para lograr exitosas importaciones y exportaciones  con clientes en Chile, Paraguay, Colombia, Argentina, Dinamarca, Estados Unidos y Fiji, ya  siente que es tiempo de volver a Chile y coordinar compras y envíos con el equipo de trabajo que se encuentra en China.

Su aventura se mantiene, pero ahora de una forma más tranquila y pensando en una nueva meta. Es que para Diego es vital siempre contar con algún objetivo o un sueño, por imposible que sea, siempre hacer todo para concretarlo. “No dejen dormir sus sueños, tienen que vivirlos. La vida es una aventura y hay que vivirla así”, concluye.

Recomendaciones para viajeros

La base para emprender un viaje en el extranjero es informarse, señala Diego Vargas. Conocer el país al que llegarán, su historia, su cultura y otros detalles, permitirán no tener miedo y estar preparado ante cualquier situación.

“Ahora en  internet encuentras todo y hasta con mapas indicado, si la diferencia es el idioma se puedes usar algún traductor para poder comunicarse. Una vez afuera se darán cuenta que no era tan difícil como parecía”, aconseja Diego.

 

 

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