Django es la historia de un esclavo (Jamie Foxx) rescatado de su esclavitud por un cazarrecompensas (Christoph Waltz) para ir en busca de dos asesinos. Tras cumplir su misión, ambos se enfrascan en la cruzada más noble, pero más peligrosa: rescatar a la esposa de Django, cautiva en una finca de un gran terrateniente, interpretado por Leonardo di Caprio.
Con la nueva película de Quentin Tarantino, la polémica se instaló en los Estados Unidos. ¿Era necesaria tanta violencia para retratar la esclavitud?. Y el mismo director respondió que sí, que se requería para la historia e incluso, agregó que eliminó escenas aún más violentas. A pesar de ello, allí quedaron una violenta pelea a golpes entre dos luchadores negros, uno de los cuales termina muerto a martillazos, ante los aplausos del dueño vencedor; y otra en que una jauría devora a un esclavo que intentó escapar y que no tuvo suerte.
En Django se instala nuevamente el tema de la venganza como motor de los personajes, tal como antes en Kill Bill 1 y 2. También están los personajes fuera de lugar, la forma en que actúa como un verdadero caballero antes de matar a sus víctimas, tal como aquel de Pulp Fiction, que recitaba un versículo antes de disparar. En fin, Tarantino ciento por ciento puro. Muy recomendable, aunque deba mirar para el lado en algunas escenas.