María Teresa Larraín tiene permanentemente una sonrisa en sus labios. Camina con optimismo, aunque su vida ha cambiado de manera radical e inesperada en los últimos años.
Esto porque mientras trabajaba intensamente en la realización de un documental conocido como “Niña Sombra”, donde retrataría la vida de los no videntes que se situaban en el centro de Santiago, por esas cosas del destino ya había comenzado a perder la visión, hecho que sin duda resultó una suerte de contradicción. Este documental, que ha sido premiado tanto en Chile como en el extranjero, forma parte de la gira de Miradoc 2017, que recorre el país ofreciendo excelentes realizaciones al alcance de todos.
Esta película se exhibió el jueves, viernes y anoche en el Teatro Centenario, para repetir funciones en La Serena el jueves 13, viernes 14 y sábado 15 de abril a los 20:00 horas.
En Ovalle, en el Microcine del Centro Cultural de la capital del Limarí se vivió lo propio ayer, con funciones que volverán a tener lugar el jueves 13, 20 y 27 de abril. Toda la información, por supuesto, está disponible en www.miradoc.cl
María Teresa Larraín anoche compartió su experiencia con quienes llegaron hasta el Teatro Centenario. Y por supuesto, El Día aprovechó su presencia en la capital regional para conocer la el valor de “Niña Sombra”.
Ella vivía en Canadá, y cuando viajaba a Chile en el marco de este proyecto ya estaba perdiendo su vista. “Un día, caminando por la Alameda en Santiago, me encontré con un grupo de vendedores ambulantes ciegos, que vendían sus productos para subsistir, pues ellos no querían vivir de la caridad. Luchaban por un trabajo digno, aunque muchas veces la fuerza pública intentaba impedir que ellos trabajaran, porque supuestamente molestaban o afeaban a la ciudad. Aunque los dejaban en la cárcel, salían e insistían en volver”, argumentó la realizadora.
-¿Cómo se sentía en esos momentos, cuando por un lado vivía su propio drama?
“La verdad es que en ese momento estaba pasando por un pésimo momento emocional, porque estaba perdiendo la vista y no podía trabajar en cine y en nada. Pero ellos me fueron enseñando cosas, porque lograban establecer sus relaciones de vida. Y uno de ellos me planteó que si yo deseaba que esta persona estuviera en su película, yo debía pasar hasta el otro lado de la cámara. Así que debí contar mi propia historia”.
-Usted señaló en su documental que perder la vista le ha obligado a desarrollar otros sentidos...
“Es cierto, pero esto es algo que no sucede en forma automática, porque cuando me quedé ciega alguien me dijo que yo no debía preocuparme, porque tenía otros sentidos. Pero no es algo que ocurra de inmediato. Es un largo camino para recuperar los otros sentidos, porque todos los tenemos, lo que pasa es que prima la vista. Y yo, como audiovisualista, tenía el deseo de plantear la ceguera en forma visual. De hecho, en alguna oportunidad le pregunté a un ciego de la Alameda ‘¿Qué es una imagen para ti?’ y me respondió que la imagen es sonido. Incluso, para retratar esta experiencia, yo vendé a dos integrantes de mi equipo, y caminaron por la Alameda con los ojos cerrados. Y justamente el sonidista me dijo que los ciegos realmente escuchan en estéreo”.
-¿Cómo se valora la oportunidad de generar diálogos con las audiencias en las diversas exhibiciones en las que este documental se presenta?
“Para mi es tremendamente valioso, porque yo como cineasta me he demorado ocho años en hacer esta película. Y tú trabajas pero no sabes como esa historia va a ser recibida. La premier mundial fue en Barcelona, España. Y en esa oportunidad llegó un grupo de ciegos a ver el documental, lo que honestamente me dio mucho miedo, porque no sabía como la iban a recepcionar. Pero fue muy lindo el que los ciegos comentaran la película. También hicimos el lanzamiento en Toronto y luego me fui a Praga el día siguiente. Y en Toronto, dos niños chilenos me preguntaron si me había puesto triste cuando me quedé ciega. Y yo, que estaba muy ‘armadita’ y muy compuesta me quebré, porque los niños se atreven a hacerte ese tipo de preguntas”.
-¿Tiene usted alguna relación especial con esta región de Chile? ¿Algún recuerdo?
“Lo que más recuerdo es la luz de La Serena. Y en estos días también la he percibido. Hay una luz que es muy fuerte, que no quema, que es blanca. Y de hecho, me recordó a un ciego que nunca había visto y que le pregunté en Santiago qué era el sol para él. Y me contestó que es la luz que le calienta el cuerpo, algo que le acoge. En ese sentido, es lindo estar en un lugar que conocí de niña y que quiero volver a recordar, percibiéndolo de otra forma”.
-¿Qué le parece que Miradoc descentralice el documental, llevándolo a todas partes?
“Creo que han roto con un muro que impedía llevar los trabajos chilenos a distintos lugares, incluso a Toronto. Me encanta que las películas lleguen a distintos rincones, tanto en sectores rurales como urbanos”.
LA FRASE
“A un ciego le pregunté que era una imagen para él. Y me contestó que la imagen es sonido”.